Romanos 11:8 trae una descripción de cómo Dios puede enviar un espíritu para que alguien «viendo no vea» u «oyendo no oiga». Se llama estupor, hace poco viví una experiencia donde me encontré con alguien y teniéndolo de frente, viendo sus rasgos, no lo reconocí. Dios me guardó de reaccionar mal ese día. Pero imagina cuando ese espíritu llega a ti por otra razón, te hace terco, anula tu inteligencia, te cierra al consejo, te alinea a las opiniones contrarias a la obediencia a Dios. Viene porque le abres una puerta y entra para cegar tu entendimiento y que caigas en el abismo. Internamente estás limitado a ver tu bien, entender sus promesas y vivir con sabiduría… Ojo, a veces las cosas buenas terminan para que otras mejores puedan comenzar, pide a Dios entendimiento. l