No te bañas un día y no estás a gusto en tu propio cuerpo, no te bañas una semana y es un desastre, no te bañas un mes y te enfermas… Higienizar el cuerpo es vital, vivir con nosotros mismos exige cremas, jabones, gel, lociones, perfumes, talcos, etc… Pero qué tal cuando descuidamos la mente o el corazón? Hay conductas que apestan aunque sus cuerpos estén perfumados! La Biblia dice “no se ponga el sol sobre nuestro enojo”, y es obvio que el enojo se descompone en 24 horas, cambia el humor, la actitud, las palabras, los pensamientos, los sentimientos, las decisiones. ¿Hace cuánto no te bañas con perdón, no te sacudes la ira, no aborreces el chisme y los pensamientos fermentados? El amor huele a limpio, huele a rosas.

Posted in Rosas para el alma

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