Job 34:7 dice “Si él diere reposo, ¿quién inquietará? Pero ese reposo no se encuentra en la superficie “de nada”, porque no flota como un malvavisco el chocolate. Tal reposo es como la corriente profunda del rio, ultrarrápida y serena a la vez. Como el calor del abrazo materno, o el choque de dos corazones fundidos en un mismo parecer. Hay profundidades del océano y del infinito espacio donde ningún mal puede perturbar, ni tormenta alguna puede visitar. Así la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.
Hace dos días fuimos sorprendidos por un sismo de magnitud 5.7 y al llegar a un establecimiento comercial, donde dominaba un nerviosismo abrumador por la sacudida, fue cuando lo noté. Reconoce que su paz funciona aislando tu corazón de temor y ansiedad.

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