Quienes no toman decisiones por causa de sus convicciones solo son bocinas de corazones manipuladores y malvados. Dios nos trae sus verdades para hacerlas carne al precio de dejar lo que no es por lo que debe ser, sus verdades son absolutas, poderosas y comprobables. Dios si habla, la fe es por el oír y oír su palabra, esa que es pura, cristalina, blanca como nieve, como el viento, indetenible. Ciertamente Dios habla y se deja sentir, se deja conocer y se hace entender, el punto no es que pueda o no hablar, sino quienes hablan sin escuchar o sin conocer, muchísimos hablan sin pensar ni entender y los peores refutan sin derecho a aclarar, porque lo cierto es que Dios no habla en oídos sucios sino en corazones limpios. l

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