Las estaciones de trenes de las grandes urbes del mundo tienen buenos cálculos del tiempo estimado de recorrido a cada estación, como del horario de salida-llegada de cada tranvía. Igualmente ocurre en el tren de nuestra vida, todo pasa tan rápido que “prestar atención” al tiempo que vivimos, sin distraernos del momento de escoger el destino correcto, es crucial. Este tren se detiene en estaciones llamadas “oportunidades” que tal vez nunca volverán… Llegar dichosos a nuestro destino, disfrutando el intenso camino, exige recordar que el valor de la vida se cuenta en primaveras, su intensidad se prueba en cada verano, su tenacidad, cada otoño y su sabiduría en la elección de quien compartirá el fuego con que debemos sobrevivir el implacable invierno… Próxima parada: ¡Felicidad!

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