Dijo Cristo, “para el que cree todo es posible”, pero la pregunta no es ¿puedes creer?, la pregunta es ¿qué estás creyendo? Creer cualquier cosa o a cualquiera es peligroso, semejante a botar una fortuna. Existen falsedades para cuanto iluso exista, mentiras reconfortantes para los resentidos, rebeldes con o sin causa y cobardes en general. Estas falacias son anestésicos existenciales que te llevan a un viaje de ficción desde tu sofá preferido. Satisfacen tus deseos de justificar circunstancias y situaciones vividas. Refuerzan lo que ya creíste o sientes y de lo cual no quieres exponerte a una confrontación. Sabes, para cada payaso existe un circo y para cada cobarde una mentira. Verdad se escribe con v de valentía. Creer en Dios cualquiera lo hace, creerle a Jesucristo, “La Verdad”, ¡pocos!

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