Se habla mucho de que lo que se siembra se cosecha, y te has puesto a pensar que hay bendiciones resultantes de sembrar mucho o sembrar bien, pero otras no; dice una promesa bíblica “cosecharás donde no sembraste”, y es que algunas bendiciones vienen de esos momentos difíciles que nos conectaron más profundamente con Dios, y por tanto con todo lo que tenía previsto para bendecirnos si o sí. Lo cierto es que hay heridas que abren caminos que el corazón cerró y bendiciones que cambian vidas y al cerrarse terminan acabando con todo aquello que no queríamos ver, entender o afrontar. Pero también hay bendiciones que abren un nuevo libro, sin embargo, nunca cierres un capítulo sin cerrar primero una herida. Hoy día mucha gente se desangra mientras sonríe.