Cuando la Biblia nos dice que todo camino del hombre es recto ante sus ojos, deja entender que, cada uno ve según la condición de su corazón, que cada cual va por donde le parece y que la rectitud de los hombres depende de su cercanía con la justicia y con la verdad. La justicia de basa en una verdad absoluta, no en intereses relativos. Quienes viven sin Dios, entienden que no necesitan rendir cuentas a nadie, se hacen fríos, calculadores y egoístas, siendo las consecuencias los únicos indicadores que consideran aún cuando ya están tocando fondo. Hay caminos que al hombre le parecen buenos, pero su fin es camino de muerte. Por eso el dicho: en esta vida como en un restaurante, nadie puede irse sin pagar la cuenta.

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