Pueden ser tantos y tan seguido los tormentos que visitan un corazón que desmoronan la resistencia más templada, pasan los días y pesan más los pesados ataques, hasta el punto de olvidar que confiar en Dios tiene su paga y creerle tiene grandes recompensas. Corazón aturdido nada es para siempre, Dios tiene un día para vengar al inocente, su rescate llega preciso, su victoria cubrirá todas las bases. Deja de angustiarte y usa esa energía en orar, creer y confiar. Entendamos que la verdadera fe reposa en el Omnipotente, la confianza se aferra a Su fidelidad y la oración audaz da al blanco. Saldrás de esta, pero con una maleta cargada de lecciones. Ninguno se hace sabio de la nada. Somos templados mediante el sufrimiento pero bendecidos si continuamos creyendo.