A algunos no le bastan los testimonios impactantes, las profecías cumplidas, o las predicaciones llenas de certeza; tampoco los golpes de la vida, ni las mentiras desenmascaradas y menos, las verdades al desnudo. Necesitan una dosis justa de dolor personal, para captar aquello que la realidad disfraza. La visión selectiva les provocó ceguera y la audición saturada de los ruidos del mundo les atrofió la escucha. Bueno, prefiero creer eso a que su terco corazón les amaestró la conciencia. Para algunos el verdadero sentido de la vida está muy lejano a una vida privilegiada, pero a la distancia de una muerte inminente. Por el momento, la distancia más corta entre “su verdad y la verdad” es la raíz cuadrada de su lógica dividida entre la raíz cúbica de sus principios.

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