Dice el Samo 34:9 “Los que le temen tendrán todo lo que necesitan”, pero por miedo al rechazo o a perder ventajas muchos van en vía contraria a vivir por fe. Es preferible temer a Dios que al hombre.

Temer a Dios es tomarle en cuenta cuando pensamos, hablamos y ejecutamos, es reconocer que él es Alfa y Omega en todo, gobierna sobre todo y que no existen acciones sin consecuencias. Los que le temen priorizan con Dios, hacen hábitos conforme a Dios, tienen actitudes que reflejan la verdad y bondad de Dios, no toman decisiones de vida sin tomar en cuenta la palabra de Dios y no sabotean el propósito que Dios tiene con ellos. En otras palabras, para ellos Dios es una prioridad y no una opción.

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