Podemos estar a días de un nuevo ciclo, pero emocionalmente a un ciclón de estragos de la presente temporada. De nuevo nos encontramos a la víspera de cambios importantes o quizá solo de “encajar” un año inusual con otro más inusual, tal como la noche más oscura se aclara con la primera taza de café. Lo cierto es que pese a todo podemos elegir estar tan cerca de la felicidad como las palabras dulces y humildes que guardamos cuál ropa de invierno. A veces, para aceptar algo esperamos estar cerca de la muerte, para perdonar, cerca de perdernos, para ser felices, lejos de nuestro ego; para ser auténticos, bajo presión. Usualmente el dolor suele ser la distancia más cercana al amor para quienes ignoran el valor de lo sustancialmente incalculable.

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