Una revisión, ni siquiera minuciosa, nos conduce al ranking de las 10 ciudades más violentas y peligrosas del continente americano, entre las cuales no figura ninguna de la República Dominicana.

Pero si creemos que la evaluación resulta muy reducida, podemos ampliarla hasta 50 ciudades para estar más seguros sobre un ranking que resulta tan importante a la hora de decidirse a visitar un lugar, y aun así no figura una sola ciudad de nuestro país.

Es probable que tampoco figuremos entre las 100 urbes más peligrosas del planeta, pero lo dejamos hasta aquí.

Y es que toca la casualidad de que entre esas 50 ciudades potencialmente peligrosas y de alto riesgo para un visitante, figuran 10 de los Estados Unidos, sin contar el hecho de que en cualquier lugar de ese país puede aparecer un desquiciado armado hasta los dientes que disponga de forma masiva de la vida, solo por deporte o por pura maldad.

Pero ese es otro cantar de los muchos que suenan en la gran nación del norte, donde por ilógico que parezca, resulta más difícil comprar en una farmacia una pastilla para la presión arterial que adquirir en una armería un fusil AR-15, una ametralladora M-16 o cualquier arma letal

Sin embargo, y muy a pesar de la realidad que señalamos, las autoridades estadounidenses se despachan frecuentemente con alertas para que sus ciudadanos tengan cuidado cuando deciden visitar la República Dominicana “debido a la alta inseguridad”.

Dichas autoridades saben perfectamente que los niveles de inseguridad en la República Dominicana están muy lejos de ser un alto peligro para los turistas, pues los visitantes extranjeros se mueven en lugares donde la protección que ofrecen los organismos encargados es bastante efectiva.

Esto se evidencia en la escasa incidencia de ataques delictivos contra los visitantes extranjeros, pues si bien los delincuentes intentan penetrar los lugares donde se mueven nuestros huéspedes, se sabe que, además de la vigilancia de los organismos del Estado, también los establecimientos adoptan sus propias medidas de precaución.

Otra cosa que saben muy bien es que la economía dominicana tiene una dependencia importante del turismo, razón por la cual sus advertencias pudieran ser una puñalada a nuestros intereses.
Es decir, sus alertas son una agresión gratuita y perversa. ¡Con amigos así…!

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