Cuatro mil generaciones podrían vivir y morir antes de que el dióxido de carbono liberado desde la Revolución Industrial hasta la actualidad se elimine de la atmósfera, pero los responsables de la toma de decisiones siguen subvencionando los combustibles fósiles, prolongando así la dependencia del carbono como si se tratara de una droga que circula por las venas de la economía.

El planteamiento lo hace Achim Steiner, administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la introducción del Informe “La Próxima Frontera el Desarrollo Humano y el Antropoceno”, que propone un enfoque transformador sobre cómo se relacionan de manera intrínseca el bienestar de las personas con el del planeta, e invita a la reflexión sobre cómo las acciones humanas afectan el equilibrio con la naturaleza de manera sistémica.

Dicho documento, que presenta el índice de desarrollo humano de 189 países, es usado como vehículo, para llevar el mensaje en favor de una transformación justa que amplíe las libertades humanas y, al mismo tiempo, alivie las presiones planetarias. “Sabemos que la fijación del precio del carbono puede ser una medida de política eficaz y eficiente para reducir las emisiones de carbono. También sabemos que los subsidios a los combustibles fósiles favorecen esas emisiones, por lo que se deberían ir retirando gradualmente”, plantea el Informe Global sobre Desarrollo Humano 2020.

Explica que la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera y de plástico en los océanos son solo dos de los muchos ejemplos que ilustran los riesgos de depender de los combustibles fósiles y de ciclos abiertos para los materiales. “Los incentivos, desde los subsidios a los combustibles fósiles hasta la fijación de precios del carbono o la ausencia de estos, ayudan a explicar los patrones actuales de consumo, producción e inversión, así como otras elecciones que conducen a desequilibrios planetarios y sociales”, precisa.

Como ejemplo cita los subsidios a los combustibles fósiles, que se traducen en unos costos directos e indirectos superiores a 5 billones de dólares de los Estados Unidos por año. En el informe se afirma que si se hubieran eliminado estos subsidios en 2015, las emisiones mundiales de carbono habrían disminuido un 28%, y las muertes asociadas a la contaminación atmosférica provocada por dichos combustibles, un 46%3.

Incidencia de incentivos en presiones planetarias

El informe documenta como los incentivos y la regulación pueden evolucionar para mitigar las presiones planetarias y hacer avanzar las sociedades hacia los cambios transformadores requeridos. Explora tres ámbitos en los que existe la posibilidad de influir a través de incentivos. El primero es la financiación, que incluye los incentivos en el seno de las compañías financieras, así como las autoridades reguladoras que las supervisan. El segundo son los precios, que, según dice, rara vez reflejan en su totalidad los costos sociales y ambientales, por lo que distorsionan el comportamiento. El tercero son incentivos a la acción colectiva, incluso a escala internacional.

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