La tasa de política monetaria aumentada a 5.0 % por el Banco Central el pasado lunes empareja con la tasa de interés referencia fijada en baja por el ente emisor en junio del 2019 para ser aplicada en un momento en el que se procuraba librar la economía de amenazas de ralentización.

La tasa de 5.0 % fijada el 31 de enero del 2022 implicó un aumento de 50 puntos, mientras que cuando se fijó ese nivel el 29 de junio del 2019 fue por una reducción igual de 50 puntos. Ahora la tasa subió de 4.50 a 5.0 % y en junio del 2019 bajó de 5.50 a 5.0%.

Los escenarios económicos son diferentes y el propósito de la política monetaria también era distinto. En aquella ocasión el propósito era incentivar la economía, ralentizada por impactos locales de la “guerra comercial” que para entonces libraban las grandes potencias, y ahora las autoridades del Banco Central buscan frenar los efectos inflacionarios que afectan la economía, con un alto componente importado. Para el final del primer semestre del 2019, con tendencia descendente la inflación era de menos del 2.0 %, con un período de ocho meses consecutivos por debajo del límite inferior y con algunos meses sin inflación. En mayo de ese año el nivel fue -0.03 % y la acumulada había bajado a 1.36 %. La economía en cambio crecía en torno al 5.0 %, aunque en mayor reflejó una pérdida de velocidad con relación al ritmo de 5.7 % que acumulaba en el primer trimestre del 2019.

El aumento de ahora fue el tercero consecutivo dispuesto por el Banco Central en su tasa de referencia, acumulando desde la decisión inicial en noviembre del 2021, un total de 200 puntos básicos, mientras que el descenso de junio del 2019 se produjo tras un año de mantener el nivel anterior, 5.25 %, fijado en junio del 2018.

El nuevo nivel de tasa de política monetaria está todavía por debajo en unos 120 puntos básicos del nivel más alto fijado en la última década, que fue de 6.25 %, cuando en marzo del 2011 se le subieron 20 puntos a la tasa de 6.0 % que prevalecía entonces.
El nivel de 6.25 % anual también había suido alcanzado por la tasa de política monetaria en agosto del 2013, cuando se le aumentaron 200 puntos básicos, el mayor incremento no acumulativo, pasando de 4.25 % a 6.25 % anual. El segundo mayor aumento individual fue en enero del 2015, con 125 puntos básicos.

Motivaciones de Junio 2019

En las motivaciones que acompañaron la decisión de junio del 2019, el Banco Central expuso que la economía se había expandido en 5.1 % en el período enero-mayo, “moderándose con respecto al crecimiento de 5.7 % observado en el primer trimestre del año. El comportamiento de la actividad económica reflejó una desaceleración de la inversión privada, asociada a factores de incertidumbre externos e internos”.

En la ocasión fundamentó su decisión de reducir la tasa de referencia “en el análisis detallado del balance de riesgos respecto a los pronósticos de inflación, incluyendo indicadores macroeconómicos internacionales y domésticos, las expectativas del mercado y las proyecciones de mediano plazo. La inflación mensual de mayo fue de -0.03 %, mientras que la inflación acumulada en los primeros cinco meses del año disminuyó a 1.36 %. Por otro lado, la inflación interanual, es decir de mayo 2018 a mayo 2019, descendió a 1.31 %, ubicándose por séptimo mes consecutivo por debajo del límite inferior del rango meta”.
Alegaba, asimismo, que “la inflación subyacente, que refleja las condiciones monetarias al excluir los precios de los bienes más volátiles como alimentos y combustibles, se redujo a 1.98 % en mayo, mientras se observó una revisión a la baja en las expectativas de inflación de los analistas económicos para todo el horizonte de política monetaria”. Considerando esta decisión, el sistema de pronósticos del BCRD indicaba en junio del 2019 que la inflación se mantendría por debajo del límite inferior del rango meta de 4.0 % ± 1.0 % hasta finales del año 2019, convergiendo al centro de la meta en 2020.

Argumentos de enero

Mientras que para la decisión del 31 de enero pasado, el BCRD expuso que se basó en una evaluación exhaustiva del comportamiento de la economía mundial, la mayor persistencia de las presiones inflacionarias y las perspectivas de las condiciones financieras internacionales.

“En ese orden, la dinámica de los precios continúa siendo afectada por choques externos más permanentes de lo previsto, asociados a mayores precios del petróleo y de otras materias primas importantes para la producción local, así como al incremento en el costo global del transporte de contenedores y otras disrupciones en las cadenas de suministros”, enfatizó.

Especificó que “en particular, la variación mensual del índice de precios al consumidor (IPC) en diciembre fue de 0.73 %, mientras que la inflación interanual al cierre del año 2021 fue de 8.50 %” y que “por otro lado, la inflación subyacente interanual, que excluye los componentes más volátiles de la canasta, alcanzó 6.87 % en diciembre de 2021, reflejando efectos de segunda vuelta en la producción asociados a choques de oferta”.

Hacia adelante, el sistema de pronósticos del BCRD indica que, en un escenario activo de política monetaria, la inflación interanual convergería al rango meta de 4 % ± 1 % durante el horizonte de política monetaria, más lento de lo previsto originalmente, destacó el órgano emisor en su documento explicativo.

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