La infraestructura de distribución eléctrica en República Dominicana enfrenta un desafío crítico: más del 50% de esta red opera al máximo de su capacidad, generando interrupciones frecuentes en el suministro eléctrico.

Ante esta situación, el país ha emprendido una acción determinante con el respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), buscando fortalecer el sistema eléctrico y aumentar la inversión en infraestructura de distribución. Este esfuerzo se enmarca en un proyecto más amplio destinado a reforzar la matriz energética y garantizar un suministro seguro para todos los ciudadanos.

En el periodo de enero a noviembre de 2023, las principales empresas distribuidoras de electricidad, Edenorte, Edesur y Edeeste, evidenciaron un aumento en las pérdidas de energía, alcanzando un 35.9%, lo que representa un aumento de 4.1 puntos porcentuales con respecto al mismo periodo en 2022, según datos recogidos en un informe oficial.

El BID, a través de BID Invest, ha comprometido un financiamiento de US$263 millones para este proyecto, con metas que incluyen la modernización de la infraestructura, el impulso de fuentes renovables y la mejora de la continuidad en el servicio eléctrico. Además, se espera un impacto transversal en términos de género, con programas de capacitación dirigidos a mujeres en la operación de sistemas de generación solar de pequeña escala.

Uno de los desafíos específicos que aborda este proyecto es la mitigación de la contaminación ambiental y sonora causada por las motocicletas de combustión utilizadas en las entregas a domicilio en el Gran Santo Domingo.

Para enfrentar esta problemática, se ha propuesto un programa de transición hacia la movilidad eléctrica, respaldado por BID Lab. Se espera que esta iniciativa reduzca significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo así a los esfuerzos globales de mitigación del cambio climático.

Entre los resultados esperados se encuentra la introducción de motocicletas eléctricas en el país, con el propósito de reducir las emisiones y mejorar la calidad del aire en áreas urbanas densamente pobladas. Actualmente, solo el 0.4% de las motocicletas en circulación en República Dominicana son eléctricas, lo que presenta un gran potencial de crecimiento en este sector.

La parte económica

Además de los beneficios ambientales, la iniciativa promete impactos económicos positivos. Se estima que las pequeñas empresas podrían ahorrar alrededor de US$4.8 millones anuales en combustible y mantenimiento, mientras que los residentes del Gran Santo Domingo tendrían una baja significativa en el ruido y la contaminación asociados con las motocicletas de combustión.

El éxito de un proyecto piloto ha llevado al principal distribuidor de bebidas del país a expandir el modelo, con planes de reemplazar 2,000 motocicletas de combustión por eléctricas en el Gran Santo Domingo, con potencial de expansión a nivel nacional. Este proyecto no solo busca abordar los desafíos actuales en la infraestructura eléctrica y el transporte, sino que también representa un paso significativo hacia un futuro más sostenible para República Dominicana.

Los detalles y avances de este proyecto se presentaron durante la 37ª reunión de gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo del Istmo Centroamericano y la República Dominicana, destacando el compromiso de todas las partes involucradas en la búsqueda de soluciones innovadoras para los desafíos energéticos y ambientales de la región.

República Dominicana es de los países en los que el BID ha generado resultados tangibles. Con la meta de aumentar la generación eléctrica renovable al 30% para el año 2030, se hace imperativo triplicar las fuentes solares y eólicas.

BID Invest está financiando proyectos que aportarán más de 240 megavatios de nueva capacidad de energía limpia, incluyendo el mayor financiamiento de energía renovable en el Caribe, la primera estación de carga de autos eléctricos de gran escala en el país, así como la electrificación de la Isla Saona, cien por ciento con energía renovable.

Una vez conectados a la red nacional estos proyectos desplazarán hasta 441 mil toneladas de emisiones de CO2, equivalentes a remover 96 mil vehículos de combustión cada año, calcula el Banco Interamericano de Desarrollo. Con la asistencia del BID Lab, se trabaja para reducir la dependencia de combustibles fósiles y los niveles de contaminación en los servicios de entregas de Santo Domingo, con financiamiento otorgado frente a otros socios.

Las distribuidoras siguen perdiendo; eso preocupa

A inicios del pasado año 2023, el nivel de pérdidas de energía era de 32.7%, aumentando al 35.9% para noviembre del mismo año, de acuerdo con datos revisados de distintas fuentes.

En contraste, entre enero y noviembre de 2022, las pérdidas eran del 31.9%, es decir, menores. Hubo un retroceso por parte de las empresas distribuidoras de electricidad en la capacidad para evita ese revés.

De hecho, no pareció extraño que a finales de 2023, los ejecutivos del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) expresaran su preocupación debido a que, a pesar de la firma del Pacto Eléctrico en 2021, las pérdidas de energía siguen en ascenso.

Un reporte colgado en la página web del Ministerio de Energía y Minas indica que las tres distribuidoras compraron energía a los generadores en los once meses del año pasado por US$$2,813 millones, de la que facturaron US$$1,976.9 millones, pero solo cobraron US$$1,860.7 millones, lo que representa un déficit por US$836.1 millones, que a su vez representa un 42.3% de pérdidas para el periodo.

En términos porcentuales, la Edeeste aumentó el déficit del 46.4% en 2022 al 53.6% en 2023. Edenorte pasó de registrar pérdidas del 21.7% en 2022 a 25.0% en 2023. Edesur pasó de 26.3 % entre enero-noviembre del 2022 a 28.0 % en el mismo periodo del 2023.

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