Esta mujer petromacorisana atrae a los más exigentes comensales hacia un negocio de comida que posee

En el negocio de comida de Ana Luisa Calderón, el día comienza temprano, y junto con él, el movimiento de sazones y calderos.

Desde las primeras horas de la mañana, los sofritos empiezan a tomar forma, y el aroma de los distintos alimentos que se cocinan se esparce por el aire. En este pequeño rincón de San Pedro de Macorís, “la cosa anda buena”. Ana Luisa es la fuerza detrás de este emprendimiento culinario.

Levantarse temprano es algo natural para la laboriosa dama; después de todo, es una mujer acostumbrada al trabajo arduo. La pasión por su negocio la ha llevado a enamorarse de las primeras horas de la jornada, cuando se preparan deliciosos platos para quienes buscan satisfacer su apetito. “Es un negocio que me genera ingresos, no es conflictivo, y a través de él, contribuyo con la alimentación de la gente. Es algo que me gusta”, comenta la especialista gastronómica.

Ana Luisa es una emprendedora nata y de prueba superada, que sabe claramente el camino que quiere recorrer. Su pequeño negocio no tiene límites, y su oferta culinaria es amplia y variada, especialmente al mediodía, cuando su establecimiento se llena de comensales ansiosos por degustar sus platos caseros.

La clientela no deja de llegar, y la diversidad de opciones culinarias parece ser el imán que atrae a quienes conocen el lugar. Algunos comienzan a llegar “desde que Dios amanece”, mientras que otros aparecen cuando la aguja del reloj apunta al mediodía. Para Ana Luisa, cada cliente que cruza su umbral es un amigo al que puede deleitar con sus creaciones culinarias.

Pero el camino hacia el éxito no siempre fue fácil para Ana Luisa. Su pasión por la cocina es una herencia de su madre, quien la introdujo al arte de preparar alimentos para vender. Durante mucho tiempo, esta labor fue su razón de ser, hasta que un diagnóstico de cáncer puso en peligro su vida y su capacidad para hablar, lo que la obligó a vender sus utensilios de trabajo culinario para cubrir los gastos médicos.

A pesar de los desafíos, Ana Luisa encontró la motivación y la esperanza que necesitaba al participar en un taller llamado “Mujeres Súper Emprendedoras” del programa social Supérate. “Fui al taller, y el primer día impactó mi vida de manera sorprendente. Siento que fue un segundo milagro, porque precisamente ese taller trataba de lo que me gusta: la cocina”, expresa orgullosa.

Uno de los platos preparados por la dama.


Aquella experiencia le hizo entender que, a pesar de su condición de salud, no existen límites para lo que puede lograr. Decidió levantarse y, con la ayuda de las Súper Emprendedoras, siguió adelante. “Después del diagnóstico médico, jamás pensé ser lo que soy, pero al llegar a este programa, ya yo sueño, no me detengo, quiero estudiar a nivel universitario, quiero ir más allá y ser un ejemplo para las mujeres en mi provincia, que están en sus casas pensando que quizás ya no hay tiempo; yo les digo que sí hay”, expone
Hoy en día, Ana Luisa ha recuperado sus emprendimientos. Por el momento, se dedica a la preparación de buffets y picaderas que promociona en redes sociales. Su mensaje es claro: “Aunque usted no tenga nada económicamente, se puede. Lo mejor es tener el deseo de lograr tus sueños, buscar ayuda, asesoría y echar hacia adelante”, reflexiona.

Cuando el aporte realmente suma

El taller de “Mujeres Súper Emprendedoras” marcó un punto de inflexión en la vida de Ana Luisa. Como ella misma lo describe, la experiencia la llevó a abrazar su pasión por la cocina y a soñar en grande. Se dio cuenta de que no había límites y que siempre había espacio para el crecimiento y la mejora personal.
Ser una mujer súper emprendedora, para Ana Luisa Calderón, significa levantarse cada día con la creencia de que sí se puede. Es un mantra que ha adoptado y que la impulsa a continuar persiguiendo sus sueños. “Mi mejor premio es haberme preparado para seguir hacia adelante y de haber podido participar en el proyecto de Mujeres Superemprendedoras”, dice.

Lo que Ana Luisa hace en su negocio tiene un efecto positivo en cadena. Ella utiliza ingredientes locales, como huevos de granjas dominicanas, yuca, guineos, ají, tomate, repollo, lechuga, zanahoria, cilantro, yautía y otros productos de las fincas del país. Su emprendimiento no solo satisface los paladares de sus clientes, sino que también apoya a los agricultores y productores locales

Frente a los desafíos no suele amilanarse. Ha sabido inspirar a las mujeres en su provincia y más allá, recordándoles que no importa cuán desafiantes sean las circunstancias, siempre hay espacio para los sueños y para el crecimiento.

Es una luchadora que ha demostrado que, si hay pasión y una buena dosis de perseverancia, cualquier obstáculo se supera. Para los distintos pedidos, se le puede ubicar en el teléfono 829-877-7003. Ana Luisa Calderón es, en definitiva, una mujer cuyo sazón es un reflejo de su determinación y amor por la cocina dominicana.

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