FE Personalizados y Más surge en medio del caos y la incertidumbre de la Covid19

Si bien es cierto que la covid-19 apagó muchos negocios y ralentizó el crecimiento de importantes industrias, también lo es que encendió la chispa del emprendimiento en medio del encierro y del miedo.

En esas circunstancias, nace FE Personalizados y Más, proyecto que hasta hace dos años era solo una idea en la mente creativa de Francheska Rodríguez, y hoy es un emprendimiento sólido con proyección de crecimiento.

Su amor por las manualidades afloró desde la escuela. Cada cumpleaños de sus allegados era una oportunidad para activar su creatividad y poner a volar su imaginación. Este proyecto llega en un periodo de turbulencia en su vida. Llevaba más de dos años desempleada, tiempo en que se dedicó a brindar servicio de transporte escolar por cuenta propia.

Anteriormente, Francheska laboraba en una clínica de rehabilitación física, como administradora del centro, allí adquirió habilidades que hoy le suman a su propio negocio.

Entonces aparece la pandemia y encerrada en casa “se puso a inventar”, a mirar tutoriales en Youtube; es cuando echa mano de su talento y lo pone a producir. “Yo me di cuenta que podía monetizar esto en la pandemia. Como estábamos trancados, yo siempre me ponía a inventar aquí en la casa, a hacer manualidades, empecé a buscar videos, así descubrí la sublimación y cómo se trabajaba”, cuenta en entrevista para elCaribe.

En poco tiempo ya era una experta en la técnica de sublimación, imprimía su arte en tazas, termos, llaveros, camisetas, gorras y otros artículos y prendas.

Así corrió la voz, llegaron los primeros pedidos y empezó a explorar otras áreas como cortes en vinil y elaboración de piezas en resinas.

Sus primeros trabajos fueron encargos de amigas y vecinos cercanos. Hoy su cartera de clientes sigue expandiéndose.

Arrancar tampoco fue fácil, advierte. Gracias al apoyo de su esposo, quien aportó el capital, compró su primera máquina de corte y mejoró la calidad de las invitaciones y de las cajitas de cumpleaños, cuyos cortes hacía a mano.

Con la apertura, el levantamiento de las restricciones, decidió perfeccionar sus habilidades y se inscribió en talleres sobre técnicas de sublimación, diseños y cortes en vinil. Adquirió nuevos equipos como impresora, tinta para sublimación, planchas y una computadora para hacer los diseños.

Francheska ya se dedica a tiempo completo a su emprendimiento. Cuando se ve apurada con algunos encargos, recibe la ayuda de su familia. Sueña con tener su propio local y contar con una batería de empleados que sellen calidad en cada entrega.

“Definitivamente me veo haciendo esto a gran escala. Es mi sueño seguir superándome y creciendo. Yo diría que esa sería la emoción más grande del mundo pararme atrás y poder ver a mis empleados”, expresa sin disimular la emoción. Está consciente que demandará de una mayor inversión y sacrificio, pero está dispuesta a asumir el reto.

“El día que me vaya a un local que es lo que yo quiero, quiero tenerlo preparado tal cual me lo imagino y por eso me estoy tomando mi tiempo”, dice.

Considera que el arte de personalizar artículos está en un buen momento. “Hay muchas personas que se están capacitando y se dieron cuenta que se puede vivir de esto. Cada quien tiene su manera de trabajar y sus propias ideas y para cada quien existe un público”, subraya. No obstante, resalta que “esto a uno tiene que gustarle” porque el principal motor es la creatividad, “aún cuando no haya dinero, hay que seguir diseñando”.

Hay que enfocarse y saber que todo toma tiempo

Desde su experiencia, exhorta a los que como ella se atreven a emprender. “Yo sé que no es fácil salir del cascarón. Hay mucho miedo de pensar cómo lo compro, cómo me organizo, pero si te empeñas la idea va a nacer y va a fluir, pero arriésguense”. Aprendió que la clave es entender que todo toma tiempo.

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