Desde venta de autos usados hasta la confección de prendas para bebés, Aneury, Yony, Daniel, Miguel Ángel y Alexandra han sabido destacarse en sus campos

En la República Dominicana, la diversidad emprendedora encuentra espacio y su hogar en las singulares historias de cinco individuos que, con determinación y pasión, han forjado sus propios caminos hacia el éxito.

No se conocen, pero tienen en común la capacidad de convertir ideas en proyectos. Aneury Antonio Rosario Frías, con su próspero negocio de compra y venta de automóviles usados, refleja la pasión por los vehículos y la dedicación al servicio al cliente. Yony Reyes, un agricultor y maestro constructor, fusiona la agricultura y la construcción, al convertir sus terrenos en un oasis de cultivos diversos. Daniel Núñez, junto con su familia, ha marcado una diferencia significativa en el turismo interno con Producciones Nuga, enfocándose en la seguridad y la educación ambiental en excursiones turísticas. Miguel Ángel Cruz Gil, el apasionado promotor artístico, ha transformado su amor por el baile y la música en un negocio vibrante que impulsa el turismo interno.

Y Alexandra Alejandro de Jesús, con su habilidad autodidacta para tejer, ha construido un sólido negocio de confección de prendas para bebés, que se destacan por su calidad y atención al cliente. Aneury, desde sus días como lavador en agencias automotrices hasta el éxito actual, ha labrado un camino basado en la confiabilidad y la calidad. Su enfoque meticuloso en cada vehículo, su presencia en redes sociales como “Aneury la Para Venta de Carros”, y su compromiso con mantenerse actualizado en el dinámico mundo de la industria automotriz lo han convertido en un referente confiable para sus clientes.

Yony Reyes, un joven agricultor y maestro constructor, ha desafiado las convenciones al abrazar dos pasiones aparentemente divergentes: la agricultura y la construcción. Heredero de una conexión profunda con la tierra, ha sabido sacar adelante cultivos muy diversos, desde plátanos hasta cacao, mientras simultáneamente se dedica a la construcción de viviendas y locales comerciales. Su perseverancia y amor por lo que hace le han permitido convertirse en un proveedor clave para su familia y su comunidad.

Daniel Núñez, junto con su esposa y hermana, ha dado vida a una empresa familiar dedicada a organizar excursiones turísticas que van más allá del entretenimiento, enfocándose en la seguridad y la educación ambiental. Su enfoque meticuloso en el servicio al cliente y su compromiso con la calidad han llevado a la empresa a movilizar a cientos de personas cada año, y atraen tanto a grupos religiosos como a familias en busca de experiencias auténticas y educativas.

Miguel Ángel, desde la organización de eventos culturales hasta el perifoneo en las calles de La Vega, ha captado la atención de grandes audiencias, promoviendo la cultura dominicana y generando un impacto significativo en su comunidad.

Verdaderos ejemplos

Alexandra Alejandro de Jesús, en cambio, tiene las condiciones y un talento autodidacta para el tejido; ha construido un negocio próspero centrado en la confección de ropa tejida para “pequeñines”. Desde sus humildes inicios hasta su expansión en tiendas virtuales y la búsqueda constante de mejorar sus diseños y técnicas, su historia representa la dedicación y la innovación. Su enfoque en utilizar materiales adecuados para el clima local y su compromiso con la calidad y la atención al cliente la han convertido en una referencia en su nicho de mercado.

Estos cinco emprendedores, cada uno en su propio ámbito, son ejemplos vivos del espíritu creativo y trabajador que impulsa el tejido empresarial en la República Dominicana. Y una muestra de que con poco se puede lograr mucho. Son un ejemplo de que aquellas personas que –distinto a ellos- se dedican a delinquir, es porque sencillamente no quieren trabajar y sí tomar lo ajeno.

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