Esta apasionada mujer ha convertido su amor por las plantas suculentas en un inspirador viaje de autodescubrimiento; es una trabajadora de amplia trayectoria

En el amplio lienzo de la vida, cada ser humano cultiva sus aspiraciones, deseos y anhelos. Para algunos, esos sueños brotan como delicadas plantas, arraigándose en la realidad, resistiendo las inclemencias y creciendo con determinación.

Así es la historia de Susana Rodríguez, una emprendedora valiente y apasionada que ha convertido su amor por las plantas suculentas en un inspirador viaje de autodescubrimiento y realización.

Desde siempre, el verde de las hojas y la fragancia de las flores han sido un bálsamo para el alma de Susana. Soñaba con tener su propio jardín, donde podrá pasear entre la naturaleza en su vejez y compartir la belleza con otros. Este deseo, acariciado en silencio durante años, se transformó en el motor de su emprendimiento.

La semilla de su negocio se plantó en dos ocasiones anteriores, pero la falta de espacio y las dificultades de mudanza eclipsaron la posibilidad de verlo florecer. La semilla no murió.

La tercera vez fue la vencida. A través del programa “Atrévete a Soñar” de Supérate, Susana encontró el terreno fértil para germinar su sueño de tener un vivero de plantas suculentas, un nicho poco explorado en su sector.

Fue en una reunión en el multiuso de La Esperanza que la chispa se convirtió en llamarada. “Atrévete a Soñar” resonó en su corazón, y sus raíces comenzaron a extenderse. Susana se levantó del asiento y compartió su sueño con valentía: un vivero que ofreciera no solo plantas, sino también la oportunidad de sumergirse en el mundo de las suculentas.

La determinación de Susana tomó forma con el primer paso: adquirir las plantitas, limpiarlas, organizarlas y trasplantarlas. Cada hoja representaba un paso hacia su sueño, cada maceta un testimonio de su perseverancia. Con el apoyo de proveedores confiables, logró abastecer su pequeño oasis verde y así comenzó su aventura emprendedora.

Pero el camino no estuvo exento de obstáculos. El tropiezo de plantas marchitas y pérdida económica la hizo tambalear, pero no caer. Susana continuó, enfrentando el desafío con entereza y coraje. Su pasión encontró aliados: amigas que se convirtieron en colaboradoras, como Kery, quien coordinaba un proyecto de emprendedoras en el Coral Mall. Juntas, compartían su esfuerzo en una mesa en la que las plantas suculentas se convertían en tesoros disponibles para quienes aprecian su belleza.

A pesar de sufrir de problemas de salud en los últimos años, Susana no se amilana. Eso no la detiene, sino que la impulsa a aferrarse aún más a sus sueños y a las plantas que le brindan consuelo. Su médico, una mujer excepcional, la alentó a seguir con su pasión y le regaló dos cajas de suculentas cuidadas con esmero. Esta muestra de apoyo y aliento consolidó su resolución de forjar su vivero.

A sus 61 años, Susana desafía las convenciones y demuestra que nunca es tarde para emprender. Viuda y madre de tres hijos independientes, ella es un ejemplo de perseverancia y fortaleza.

Sin un local propio, sus plantas suculentas hallan su hogar en plazas comerciales, donde se convierten en embajadoras de la belleza y la vida.

Si se quiere, siempre se puede

Susana Rodríguez, residente en Santo Domingo Este, es más que una emprendedora: es una soñadora audaz que cultiva esperanza en forma de hojas y tallos. Su vivero no es solo un negocio, sino un reflejo de su resiliencia y pasión.

En cada maceta, se teje la historia de una mujer que se atrevió a creer en sí misma y a convertir su sueño en una realidad enraizada en el corazón de su comunidad.

A través del programa Supérate y el proyecto “Atrévete a Soñar”, Susana encuentra apoyo y recursos para seguir creciendo. Como una “mujer súper emprendedora”, ha demostrado que no hay edad ni obstáculo que pueda frenar la determinación de quien se atreve a perseguir sus sueños con amor y dedicación.

La historia de Susana Rodríguez nos recuerda que cada semilla de sueño sembrada con pasión y regada con esfuerzo puede florecer en un hermoso jardín de realización personal y éxito. Su vivero de suculentas no solo añade belleza al mundo, sino que inspira a otros a abrazar sus sueños y a convertirlos en una realidad vibrante y llena de vida.

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