Es el propietario de Viveros Plants y un emprendedor que ha sabido caminar, hasta alcanzar buen posicionamiento

Pablo Guerrero es un hombre de ideas claras, que nunca tiene dudas sobre el trayecto que quiere recorrer. “Si logramos dinamizar el campo, menos personas emigrarán a las ciudades”, asegura, en el inicio de una conversación en la que el tema central versa sobre un vivero que tiene este emprendedor de 57 años.

Es un pequeño negocio que vende entre 80 y 100 mil plántulas mensuales de alta calidad a productores agropecuarios, creando de forma indirecta entre 40 y 60 mil empleos, según sus cálculos, tomando en cuenta la cantidad de personas a la que llegan esas plantas y la distribución posterior de ellas.

“Con esta microempresa he logrado realizar un doble aporte al país, pues contribuyo con la producción de alimentos para la población y motivo la creación de empleos, a través de la generación de insumos para fomentar la agricultura”, dice Pablo.
Es un conversador neto y le resulta cómodo abordar aspectos relacionados con lo que hace. Es un enamorado eterno de la agricultura y esconderlo le resulta bastante difícil.

Su microempresa se llama “Viveros Plants” y está regenteada por manos expertas. “Si se quiere cultivar con alta calidad, es importante que sea así. Que haya expertos en esto”, plantea en el desarrollo de la conversación.

El centro de operación de Pablo está ubicado en la comunidad El Bejucal, Bonao, provincia Monseñor Nouel. “Casi todos los tipos de vegetales, chinola, lechosa, y otras plantas que siembro sirven de insumo a productores que tienen sus fincas listas para cultivar”, comenta. Actualmente, vende de manera directa a unos 50 clientes a nivel nacional y algunos de ellos revenden a otros productores. Hay toda una cadena en torno al vivero.

Pablo Guerrero rememora que al ver lo fajador, humilde y colaborador que es, un técnico le sugirió que se dedicara a los viveros porque se le da bien esa actividad, y es cuando a través de una asociación de la cual forma parte, se instruyó sobre el manejo del abono para los invernaderos, el riego y la producción.

“Coopero constantemente con la naturaleza y el medioambiente, pues me mantengo investigando sobre cómo mejorar los invernaderos”, expresa en tono de satisfacción. Pablo tiene dos hijos y en la empresa emplea a tres personas.

El emprendedor tiene grandes aspiraciones. “Como para muchos de los que soñamos, el cielo es el límite. Me gustaría poder expandirme a otros lugares. Esto gracias a las facilidades de los créditos o préstamos”, agrega.

Pablo Guerrero asegura que tiene una clientela que sigue siendo fiel conforme avanzan los años.

Asegura que sin un préstamo no hubiera podido existir. Como suele ocurrir con las personas que quieren iniciar un proyecto, lo que ha tenido que pasar Pablo para llegar hasta el lugar que tiene hoy, no ha sido fácil. Se inició en un terreno prestado; de ahí compró el suyo y hoy produce más de un millón de plantas al año, de acuerdo con las cifras que maneja y de las que habla con soltura.

Lleva controles financieros manuales, pero sus planes a corto plazo son construir una oficina y equiparla con computadoras para que la contabilidad se pueda llevar más ordenadamente y eso facilite el crecimiento esperado.

Es un comunitario activo, pues pertenece a una asociación, y cuenta que siempre se le acercan personas de muy bajos recursos que desean sembrar pedacitos de tierra que tienen, y él les dona las plantas y les asesora en el tipo de plántula que deben llevar a los predios.

Credenciales
A Pablo Guerrero se le puede ubicar a través del teléfono (809) 676-1577, o se le puede visitar en Bonao.

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