Panorama agrícola tiene desafíos que requieren atención

El IICA señala necesidad de reformas legislativas e impulso al relevo generacional para asegurar desarrollo sostenible

El panorama agrícola dominicano presenta desafíos fundamentales que requieren atención para garantizar su desarrollo sostenible. Desde el punto de vista del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), representado en República Dominicana por Franklin Marín V, se identifican varios aspectos críticos que abarcan desde la necesidad de actualizar el marco normativo hasta enfrentar el desafío del relevo generacional en la agricultura.

La falta de modificaciones en las leyes que rigen el sector agrícola, algunas con décadas de antigüedad, plantea un obstáculo significativo para la adaptación a las nuevas realidades y oportunidades que enfrenta el país.

En una conversación con el periódico elCaribe, Franklin Marín V destaca la necesidad de reformas legislativas que reflejen la dinámica y diversificación del sector agrícola actual, que permita así un marco regulatorio más ágil y eficiente que impulse la innovación y el crecimiento. Además, el desafío del relevo generacional en la agricultura se mantiene como una preocupación clave para el futuro del sector.

Con cerca del 97% de las tierras del sector reformado en República Dominicana trabajadas por haitianos, se evidencia la urgencia de promover oportunidades y condiciones que estimulen la participación y el desarrollo de nuevas generaciones de agricultores dominicanos.

El representante local del IICA subraya la importancia de cambiar la percepción de la agricultura como una profesión destinada a la pobreza, y aboga por iniciativas que reconozcan y valoren el papel fundamental de los productores agrícolas en la seguridad alimentaria y en el desarrollo económico del país.

El IICA tiene varios programas abiertos en el territorio nacional y los más relevantes de ellos en estos momentos son dos: el apoyo al Gobierno para el control de la peste porcina africana (PPA) y hay un programa específico para el fortalecimiento de capacidades del Ministerio de Agricultura.

En el caso de la PPA, el IICA tiene dos papeles clave. Uno es el apoyo al denominado Comando de Incidencias del gobierno, con fondos públicos, en el que IICA es responsable de toda la gestión administrativa y la cooperación técnica en una buena parte, para garantizar que los recursos se utilicen de la manera más eficiente, pero también más efectiva.

La otra parte del trabajo, sumamente importante, es que trabaja con fondos del gobierno norteamericano, del Departamento de Agricultura y con el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (APHIS) del Departamento de Agricultura estadounidense para el control fitosanitario, en el pago de compensaciones de los productores que se ven afectados y a los que haya que eliminarles los cerdos por tener PPA.

Hay un procedimiento mediante el cual se paga una compensación por cada animal a los productores. El IICA es el responsable de la gestión de ese proceso en conjunto con el Banco Agrícola, pero los fondos provienen del gobierno norteamericano. Es el programa de mayor relevancia que tiene el IICA, porque ahí está involucrada toda la parte de cooperación técnica.

De hecho, según explicó, el asesor especial del ministro de Agricultura que atiende esos temas es un consultor del Instituto, pero también la mayor parte del Comando de Incidencias y se trabaja en todo lo que es la operación de campo. La Dirección General de Ganadería (Digega) colabora con sus técnicos.

En el programa específico para el fortalecimiento de capacidades del Ministerio de Agricultura, el IICA trabaja con las Unidades Regionales de Planificación Estratégica de Agricultura, cuyos resultados han sido muy importantes en los últimos tiempos, porque ha permitido que llegue información más certera, más concreta y más específica al Banco Central para las estimaciones de los datos agrícolas.

Parte del programa ha consistido en apoyar todo el proceso de sistematización y formatización, y actualmente hay buen flujo de información completamente diferente.

Una política agrícola sostenible es de vital importancia.

El enfoque 4.0 y los drones

El IICA trabaja en capacitación 4.0, que abarca desde operación de drones hasta sistema de riego y todos los procesos asociados a mejoras e incorporación de la tecnología para el desarrollo agrícola. En el caso dominicano, es lo más importante que se hace con el Ministerio de Agricultura.

Y aparte de eso el IICA aborda otros programas enfocados en fortalecer el sector agrario; algunos de ellos con el Instituto Agrario Dominicano (IAD). Entre los programas hay uno que recién concluyó y tuvo como propósito sentar las bases para un proceso de transformación de esa institución, desde una agencia de reforma agraria, como es ahora, hacia un instituto de desarrollo rural, tomando en cuenta algunas experiencias. La ley del IAD es del año 1962.

Se han visto experiencias de distintos países, como es Costa Rica, en donde los institutos de desarrollo agrario han evolucionado hacia otras acciones más relevantes.

El IICA trabaja también con el FEDA en proyectos como el de ovino caprino. La oferta del IICA es variopinta, en cuanto atiende los requerimientos específicos del Gobierno. Y obviamente trabaja más con unas partes que con otras.

Antes de que llegara a República Dominicana la PPA, hace varios años, el programa más relevante que tenía el IICA era de apoyo al sector caficultor. Desde el Instituto Dominicano del Café (Indocafé) se trabajó con más de mil productores cafetaleros, con la incorporación de tecnología y otros aspectos.

En silencio, pero aporta mucho

Si bien el IICA no “cacerea” mucho lo que hace, su trabajo en el país es puntual y de elevada envergadura. “La razón por la que nosotros no hacemos mucho escándalo con lo que realizamos es porque lo nuestro no es vender el IICA, sino apoyar los esfuerzos del gobierno de la República a través del Ministerio y otras instituciones”, dice Marín V.

Lo explica así, cuando elCaribe le pregunta por qué a menudo no se informa sobre tantas acciones positivas en beneficio del país y los sectores productivos encaminadas por el organismo especializado en agricultura del Sistema Interamericano.

El banano es uno de los productos de exportación del país.

“Nuestro propósito es acompañar en los esfuerzos que hacen los 33 países que forman parte de la institución en la gestión y desarrollo de su agricultura. Pero todos los países, por sus características, tienen diferentes requerimientos y diferentes tipos de apoyos”, apunta.

“El IICA a nivel global tiene perspectiva también más conceptual (…) ahora somos más de 7,000 millones de personas en el planeta, eso es un claro manifiesto y el tema de la seguridad alimentaria se vuelve un factor absolutamente relevante, pero también es un factor limitante del desarrollo de algunas actividades agrícolas”, plantea Marín V.

Sostiene que las actividades más productivas de República Dominicana no son parte de la seguridad alimentaria. Y en ese espacio de la conversación cita el tabaco. “Este es el país que tiene la mayor producción de tabaco exportable del mundo. Todo lo que la gente cuente de otros países no tiene nada que ver”, dijo.

Y plantea que “cuando se habla de un programa de apoyo al sector agrícola no se ocurre que el tabaco entra en eso. Pero resulta que de ese rubro viven miles de familias aquí”.

Hasta ahora, la seguridad alimentaria no se ha afectado.

Tierras agrícolas para otros usos

En muchos lugares del país se están “sembrando edificios” y no productos comestibles. Se han ido tomando terrenos con vocación agrícola para usos distintos. ¿Podría eso poner en peligro la seguridad alimentaria en algún momento”, le pregunta elCaribe a Franklin Marín .

Una parte de su respuesta es que la población aumenta y por tanto tenemos que producir más alimentos, lo cual implica o incrementar el área sembrada o volver más productiva el área ya disponible. “Sea lo que fuere, usted no va a tener más tierras agrícolas (…). Esto es una tarea complicada… más producción sin aumentar la cantidad de tierras”, refiere.

Sostiene que sembrar torres quizás no sea lo más amigable, pero reconoce el derecho que tienen las personas a poseer una vivienda. “Y qué tal si no fueran torres de 12 pisos, sino casas como era antes. Ocuparían más terrenos”, expone.

Costa Rica, el país de origen de Franklin Marín enfrenta un problema similar: Todo lo que eran tierras agrícolas alrededor del valle central (cafetales, siembras de plátanos y demás) ya no son.

“La presión para las torres, para las viviendas es alta”, dice. En Costa Rica en 1959 había menos de un millón de habitantes, actualmente hay 5.5 millones de costarricenses y alrededor de dos millones de extranjeros. Aconseja tomar una decisión entre producir agricultura sostenible y de alto rendimiento, o producir alimentos básicos, porque los alimentos básicos en general no son rentables.

El sector agrícola genera mano de obra.

La ley agrícola con que la se cuenta es muy antigua

El representante local del IICA asegura que el enfoque de República Dominicana tiene que ver con un marco normativo de políticas públicas para el sector. Se refiere, por ejemplo, a que la última ley del Ministerio de Agricultura fue suscrita en la década de los 80, cuando precisamente uno de los exdirectores del IICA fue secretario de Agricultura en República Dominicana (Carlos Aquino González). No ha habido modificaciones desde entonces, a pesar de que hoy día hay un sector agrícola absolutamente dinámico y distinto que hace cosas diferentes. Lo mismo ocurre con otras instituciones, cuyas leyes que le sirven de sombrilla son obsoletas y no han sido reformadas para darle sintonía con la realidad del momento. “Aquí hay gente interesada en que lo que se produzca sean cultivos de alto rendimiento para exportación”, dijo.

Los mercados locales están abastecidos.

La cuestión del relevo generacional preocupa

Según los datos que maneja Franklin Marín, en países como República Dominicana casi toda la producción agrícola básica es subsidiada por el Estado, a veces desde la semilla a la preparación del terreno. Sostiene que cerca del 97% de las tierras del sector reformado dominicano son trabajadas por haitianos. Y al comentar esto surge el tema del relevo generacional en la producción agrícola del país. “Es parte del gran problema que tenemos. Pero también ha sido por la forma en que la agricultura ha sido tratada como el patito feo. Si tú eres agricultor estás destinado a ser pobre”, advierte.

Agrega que hay un círculo vicioso asociado a eso, porque no le dan el valor que el producto agrícola merece y necesita. El problema de la agricultura se puede resolver con tecnología, para lograr mucha más eficiencia y con educación para que los productores puedan usar todas las herramientas existentes. “Ahora hay drones que en unas cincuenta o sesenta tareas permiten identificar dónde hay estrés hídrico y qué parte de las plantas no tienen suficiente agua”, expone.

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