Beirut. Un gas venenoso fue utilizado supuestamente para atacar el último bastión de la oposición siria en los suburbios orientales de Damasco, lo que causó la muerte de al menos 40 civiles, incluidas familias que fueron encontradas en casas y albergues.

El ataque contra la ciudad sitiada de Douma ocurrió exactamente un año después de un ataque químico en la localidad de Khan Sheikhoun, en el norte de Siria, dejó decenas de civiles muertos. Debido a ese ataque, Estados Unidos disparó decenas de misiles crucero Tomahawk contra una base aérea siria.

El presidente Donald Trump responsabilizó a las fuerzas gubernamentales sirias de lo que llamó un “irracional ataque QUÍMICO” y advirtió que “pagarán un alto precio”. No abundó en detalles. En una serie de tuits, Trump culpó de lo sucedido a Rusia e Irán, los principales aliados del presidente sirio Bashar Assad.

Paramédicos y una organización de ayuda dijeron que encontraron cadáveres tirados en los pisos, y algunos con espuma en la boca. La Defensa Civil Siria, de oposición, dijo que aparentemente las víctimas murieron por asfixia. No identificaron la substancia usada, pero la organización de socorro Defensa Civil Siria, también conocida como Cascos Blancos, y la Sociedad Médica Sirio Estadounidense dijeron que sobrevivientes tratados en clínicas despedían un fuerte olor a cloro.

En Ciudad del Vaticano, el papa Francisco concluyó su tradicional bendición dominical diciendo que “nada puede justificar” el uso de armas químicas contra poblaciones indefensas y pidió que los responsables de un supuesto ataque en Siria que busquen negociar. “No hay una guerra buena o mala, y nada puede justificar tales instrumentos que exterminan a personas y poblaciones indefensas”.

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