Una bomba estalló en el campus de la Universidad Estatal de Mindanao en Marawi, al sur de Filipinas, donde se celebraba una misa católica este domingo. El incidente deja al menos cuatro muertos y 50 heridos.
El presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., atribuyó el hecho a terroristas extranjeros. Mientras que un comunicado firmado presúntamente por el Estado Islámico reivindica el atentado.
La bomba estaba hecha con un proyectil de mortero y detonó cerca del gimnasio, donde se habían congregado estudiantes y profesores para asistir a la misa católica. La explosión provocó el pánico entre los asistentes, que huyeron del lugar, mientras que los heridos fueron hospitalizados.
Tres de los fallecidos son mujeres, según informó el comandante militar regional, mayor general Gabriel Viray III. El gobernador de la provincia islámica de Lanao del Sur, Mamintal Adiong Jr., dijo que seis de los 50 heridos estaban en situación grave.
«Acto atroz» en Filipinas
El presidente Marcos condenó el atentado y lo calificó de «acto atroz y sin sentido» perpetrado por “terroristas extranjeros”. Aunque no dio más detalles, afirmó que los extremistas que ejercen la violencia contra inocentes son “enemigos de nuestra sociedad”. En Filipinas el 90% de la población es cristiana.
Por su parte, el secretario de Defensa, Gilberto Teodoro Jr., respaldó la versión del presidente. Asimismo, dijo que había un fuerte indicio de que hay un elemento extranjero en el bombardeo.
Entretanto, el jefe del Estado Mayor militar, el general Romeo Brawner Jr., sugirió que el ataque surgió en represalia de los militantes islámicos por las recientes operaciones militares en el sur del país. Específicamente, la muerte de 11 presuntos miembros de Dawlah Islamiyah, un grupo armado afiliado al Estado Islámico, en un enfrentamiento con las fuerzas gubernamentales el viernes.
