Naciones Unidas. El secretario general de la ONU, António Guterres, abrió ayer la reunión anual de líderes en la Asamblea General con una dura advertencia sobre la situación de un mundo cada vez más fracturado y desigual.

“El mundo está en peligro y paralizado”, dijo Guterres a los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Nueva York, a quienes exigió cooperación y medidas urgentes para atajar los efectos de las guerras, contra la crisis alimentaria y ante el cambio climático.

El jefe de Naciones Unidas insistió en que los grandes desafíos mundiales no pueden resolverse en solitario o con alianzas de países, sino que es necesaria una gran “coalición mundial”. “Tenemos un invierno de descontento global en el horizonte.

Hay una intensa crisis de costo de la vida. La confianza se está desmoronando. Las desigualdades están explotando. Nuestro planeta se está quemando. La gente está sufriendo y los más vulnerables son los que más”, avisó.

En un largo discurso, Guterres tocó todos los grandes asuntos de la actualidad internacional, empezando por una crisis alimentaria agravada por la guerra en Ucrania y que amenaza con desencadenar grandes hambrunas en varios países.

En ese sentido, subrayó la necesidad de arreglar los problemas con el suministro de fertilizantes, para lo que la ONU está tratando de facilitar las exportaciones desde Rusia, unas exportaciones que no son objeto de sanciones internacionales pero se han visto mermadas desde el inicio del conflicto.

Sobre la guerra en Ucrania, denunció que la invasión rusa ha desencadenado una “destrucción generalizada con violaciones masivas de los derechos humanos y la ley humanitaria internacional”.

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