Alexandría, Virginia. Paul Manafort, exjefe de campaña del presidente estadounidense, Donald Trump, se sentó ayer en el banquillo para responder por sus negocios con oligarcas rusos a los que asesoró a cambio de millones de dólares que supuestamente ocultó a las autoridades de Estados Unidos.

Vestido con un elegante traje negro y una corbata gris, Manafort protagonizó el primer juicio fruto de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre los supuestos lazos entre Rusia y la campaña de Trump para influir en los resultados de las elecciones de 2016 en EE.UU. En esta primera jornada, el equipo de Mueller describió a Manafort como un “astuto” mentiroso que ocultó a las autoridades los ingresos que, entre 2006 y 2017, obtuvo de Gobiernos extranjeros, incluido el del expresidente prorruso de Ucrania Víktor Yanukóvich (2010-2014), al que ayudó a mejorar su imagen.

“El hombre que se encuentra en esta corte, creía que estaba por encima de la ley”, aseguró el fiscal Uzo Asonye, que habló desde un atril frente a los 12 miembros del jurado.

“Este hombre -continuó- creía que ninguna ley le aplicaba, ni la ley bancaria, ni la ley fiscal. Obtuvo hasta 60 millones de dólares por su trabajo en un país europeo llamado Ucrania”. Manafort se enfrenta a 18 cargos de fraude bancario y fiscal por haber tejido una “red” destinada a ocultar sus ingresos en empresas fantasmas y en 30 cuentas bancarias que abrió en tres naciones diferentes, entre las que figura Chipre y el Reino Unido, detalló Asonye.

En concreto, según el fiscal, Manafort ganó 75 millones de dólares por su trabajo de asesoría a Gobiernos extranjeros y ocultó 15 millones al fisco.

Asonye acusó a Manafort de mentir en sus declaraciones de impuestos, mientras presumía de un “estilo de vida extravagante” llegando, por ejemplo, a pagar 15,000 dólares por una chaqueta de piel de avestruz.

Figura de interés podría incriminar a Trump

El proceso contra Manafort es producto de la investigación de Mueller, pero los cargos que afronta no están relacionados con su labor como jefe de campaña, puesto que ocupó entre junio y agosto de 2016. El juez ha considerado en numerosas ocasiones que Manafort es una figura de interés para Mueller porque podría incriminar a Trump; pero, por ahora, se ha declarado no culpable.

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