Puerto Príncipe. El modesto comedor social que regenta Winchel Calvaire en Puerto Príncipe servía 500 platos calientes al día, pero ahora se ha quedado sin comida, en medio de la creciente inseguridad alimentaria que atraviesa Haití.

La imagen en este comedor, ubicado en Delmas, en la capital, y hasta hace unos meses bastante animado, es desoladora.

No hay vida, y mucho menos olor a comida, está todo cubierto de polvo, mientras el espacio va perdiendo su encanto y su razón de ser a medida que aumenta la inseguridad alimentaria en el país.

“Cuando la persona tiene hambre y no tiene ningún recurso, es moralmente prescindible, la educación ya no tiene cabida. Pierde su dignidad en la sociedad, tiene que sobrevivir”, dice a EFE Calvaire.

Desde noviembre, el restaurante ha sido disfuncional debido a la falta de patrocinadores.

“El restaurante no funciona porque no tenemos medios. No tenemos comida para cocinar. (…). No tenemos ningún apoyo”, se queja Calvaire.

Ni la tradicional sopa soup joumou – ahora reconocida como patrimonio inmaterial de la humanidad – puede distribuirse. “Ni siquiera podemos ofrecer una comida caliente”, agrega, mientras preparaba al menos tres cubos de comida para un grupo de embarazadas, niños y jóvenes.

El restaurante dona mucho más comida que la que vende como parte de su programa “Plato caliente contra el hambre” en medio de la “vulnerabilidad, la miseria, el hambre, el sufrimiento” de millones de familias, afirma el responsable de la organización.

Aproximadamente 4.3 millones de personas de las zonas rurales y urbanas de Haití sufren altos niveles de inseguridad alimentaria aguda, una cifra que casi se ha duplicado desde 2018.

De este total, más de 1 millón en situación de emergencia y necesitan ayuda urgente, según datos de distintos organismos.
La parte central del Departamento del Sur y Nippes, la parte baja del Noroeste, los barrios de Cité-Soleil son zonas en situación de emergencia alimentaria, según el último informe de la Coordinación Nacional de Seguridad Alimentaria (CNSA).

“El resto del país ha sido clasificado como crisis”, afirma el documento. Además de las zonas de emergencia, hay otras que son más graves. Se trata entre otros de Artibonite, Grand’Anse y la ciudad de Jérémie, las costeras del Sur, Gonâve, según el informe.

En el pasado, algunas de estas localidades eran productoras de granos, los cuales se exportaban a otras regiones del país. Entre marzo y junio de 2022, se espera que el número de personas que experimenta altos niveles de inseguridad alimentaria aguda y que requiere ayuda aumente a unos 4.6 millones.

Causas del hambre

La inseguridad, la escasa producción, las catástrofes naturales y la inflación son las principales causas de los actuales niveles de inseguridad alimentaria aguda, según CNSA. Otro factor es la tala indiscriminada de árboles en este país, donde la cobertura boscosa es de apenas 2 %. “La gente se aprovecha de todo. Necesitan el dinero, explotan el entorno por la ausencia del Estado en las zonas’’, explica Judsen Dorcélus, un agricultor residente en la ciudad de Cabaret.

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