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Teherán, 21 sep (EFE).- El nuevo presidente de Irán, Masud Pezeshkian, tendrá en la Asamblea General de la ONU en Nueva York una oportunidad para acercarse a los países occidentales, como prometió durante su campaña electoral, algo que parece haberse complicado con las agitaciones producidas desde que asumió la presidencia a finales de julio.
Pezeshkian partirá este domingo desde Teherán a Nueva York, donde además de dar un discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas el próximo martes, tendrá la oportunidad de encontrarse con sus pares europeos por primera vez.
“La principal misión de Pezeshkian en el ámbito internacional es crear una relación equilibrada con Europa y Occidente, de tal manera que se garanticen los intereses de ambas partes”, declaró a EFE el analista político, Abás Abdi.
Lo cierto es que con Pezeshkian en la presidencia, el tono de Teherán parece más moderado y hasta cercano.
En su primera rueda de prensa como presidente, el lunes pasado, Pezeshkian dijo que “los estadounidenses son nuestros hermanos”, una rara expresión por parte de un mandatario de la República Islámica que en casi 45 años de su existencia ha tachado a Estados Unidos de “gran satán” o “enemigo”.
El presidente iraní se mostró abierto además a entablar conversaciones directas con Estados Unidos, y tiro la pelota en el tejado de Estados Unidos.
“Estados Unidos debe demostrar sus buenas intenciones primero”, aseveró.
Retorica de EE.UU.
La respuesta desde Washington llegó horas después, indicando que “juzga la actuación del gobierno iraní y no sus declaraciones”.
“Si quieren mostrar hermandad con Estados Unidos u otros países del mundo, deberían dejar de apoyar a los grupos terroristas”, declaró el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Matthew Miller, haciendo referencia al apoyo de Irán la alianza informal aniisraelí ‘Eje de la Resistencia’, formada por el Hizbulá libanés, el Hamas palestino y los hutíes de Yemen, entre otros.
Miller, además, instó a Irán a dejar de “intensificar las actividades nucleares”, algo que Irán comenzó a hacer en 2019, un años después de que EE.UU. abandonara unilateralmente el acuerdo nuclear de 2015, firmado entre el país persa y las grandes potencias mundiales, y reimpusiera las sanciones contra la República Islámica.
Ahora, Irán enriquece uranio hasta el 60 % de pureza, muy cercano al 90 % necesario para la fabricación de armas atómicas, aunque Pezeshkian ha asegurado una vez más que su programa nuclear es pacífico.
Irán y EE.UU. han mantenido conversaciones indirectas con la mediación de Omán y Qatar, en los últimos años, sin llegar a un acuerdo para revivir el pacto nuclear.
Las guerras en Gaza y Ucrania
Las guerras en la Franja de Gaza y Ucrania, que han involucrado a Irán, han marcado una de las etapas iniciales más tumultuosas para un presidente iraní.
Solo una horas después de la investidura de Pezeshkian, fue asesinado en Teherán el líder político de Hamas, Ismail Haniyeh, en un ataque atribuido a Israel, por lo que el país persa ha jurado venganza, que aún no se ha producido.
Los países occidentales acusan a Teherán de apoyar a milicias islamistas que atentan contra Israel, como Hamas, que lanzó el ataque de 7 de octubre contra el territorio israelí, asesinado a 1.200 personas y tomando como rehenes a cientos más.
Asimismo, denuncian el suministro de misiles balísticos por parte de Irán a Rusia, para su uso en la guerra contra Ucrania, por lo que los países europeos y EE.UU. han impuesto sanciones contra la República Islámica de Irán.
Aún así, el analista que escribe columnas para medios reformistas iraníes, es optimista sobre la mejora de las relaciones entre su país y Europa.
“Si bien estos casos tienen efectos negativos, también tienen la capacidad de alentar a las partes a mejorar las relaciones, ya que algunos de estos eventos son producto de las malas relaciones y estos eventos disminuirían a medida que mejoren”, señaló Abdi.
El analista afirmó que Pezeshkian no debe de desperdiciar las oportunidades para levantar las sanciones que pesan sobre la economía del país, y que han causado una inflación de 35 %.