Presidente de Colombia pide defender la democracia de los populistas; cree que el debate no es sobre ideologías, sino de respeto de las reglas del juego

Al presidente colombiano Iván Duque se le acaba el tiempo en el Palacio de Nariño y lo sabe. En una entrevista exclusiva durante su visita oficial a República Dominicana nos comenta que, a fuerza de tres turnos de trabajo diario, su equipo y él, convertirán cien días en trescientos.

Quizá por eso, en menos de 24 horas, el presidente colombiano llegó a Santo Domingo, visitó a su homólogo Luis Abinader en el Palacio Nacional, tuvo una reunión ampliada con ministros, asistió al Congreso, llevó flores al Altar de la Patria, saludó en su casa al expresidente Hipólito Mejía, a quien dice aprecia y considera un hombre firme; concedió esta entrevista para CDN y elCaribe y finalmente, recibió un reconocimiento por parte de la comunidad venezolana y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en el país.

Aunque no se habían conocido en persona, los mandatarios Duque y Abinader establecieron un canal de comunicación en octubre del año pasado cuando el carbón escaseaba en el mercado internacional. “Nos hemos apoyado en distintos momentos. Lo aprecio, lo admiro y veo con gran optimismo lo que está haciendo en vacunación y reactivación económica”, dice.
Como el bogotano va de salida y al presidente Abinader aun le quedan al menos dos años de gestión gubernamental, le abordo sobre si cree que le puede aconsejar en algún tema. “A los amigos no les doy consejos, pero les doy apoyo. Abinader es un gran presidente, es un trabajador, espero que le siga yendo bien”, concluye. Había consultado ya a parte de su equipo sobre la percepción que se llevan del mandatario dominicano y entre otras cosas apuntaron que “sabe lo que quiere para su país”.

Abinader y Duque coinciden en que son jóvenes, de tendencia liberal y a ambos les ha tocado lidiar con la pandemia del Covid 19. Coinciden también en que sus gobiernos muestran cifras de crecimiento post pandemia. Le pregunto sobre este tema y le advierto que ha generado asperezas localmente pues el propio expresidente Leonel Fernández argumenta que estos datos son inciertos. ¿Es crecimiento real o rebote?

“Siempre es bueno rebotar más que el resto del mundo. Pero lo que ha ocurrido en Colombia y República Dominicana ha sido crecimiento importante, vigoroso, con recuperación de empleo y reducción de pobreza”, esgrime.

Las reformas fiscales son imposibles de evitar para países endeudados

Hace justo un año, en el país suramericano se proponía hacer una reforma fiscal que se encontró de frente con el rechazo de miles de colombianos. En República Dominicana el escenario era similar y especialistas coinciden en que el malestar que se desató en Colombia sirvió para disipar la intención en el patio.

Duque que enfrentó uno de los peores momentos de su gobierno echó atrás el proyecto tras cuatro días de protestas pero insiste en que ese era el camino idóneo. “La reforma del 2021 era una reforma patriótica, en el sentido de buscar resolver fiscalmente los problemas para las próximas tres o cuatro décadas. Hubo mucha desinformación, mucha posverdad, mucho ataque y era tal el daño que se había causado que era ya era muy difícil la argumentación racional. Aun reconociendo los méritos que tenía, nosotros decidimos retirar y presentar una nueva. La nueva nos está generando un recaudo de 1.8% del PIB, la reforma fiscal más grande que se ha aprobado este siglo. En conclusión, era mejor hacerlo antes de que empezara la subida de tasas y que se empezara a dificultar más el acceso a los mercados, esa fue mi lógica y la realidad de 2022 nos ha dicho que era lo correcto. Yo respeto a cada país porque tienen su situación, pero es indefectible que todos los países que aumentaron su deuda y su déficit para enfrentar la pandemia van a tener más tarde que temprano que implementar una reforma fiscal, demorarla mucho tiempo puede ser incluso más doloroso pero esas decisiones corresponden a cada gobierno”.

La democracia está amenazada por el populismo

En 2022, dos gobiernos de América Latina que se consideraban de tendencia liberal y que habían integrado esfuerzos con Colombia y otros países de la región para activar mecanismos de presión diplomática contra gobiernos totalitarios como el de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, viraron hacia los que algunos califican como progresismo y otros como, populismo, es el caso de Perú y Chile. Colombia, según algunas encuestas podría ir por ese mismo camino.

El próximo 29 de mayo de 2022, más de 38 millones de colombianos deberá decidir entre los candidatos Gustavo Petro, un líder de izquierda que perteneció a la antigua guerrilla del M-19 y gobernó la capital de Colombia entre 2012 y 2015; Fico Gutiérrez, exalcalde de Medellín de tendencia liberal; Rodolfo Hernández y Sergio Fajardo.

“El problema en América Latina no es entre izquierda y derecha. No lo siento así. Hemos tenido gobernantes de izquierda que han tenido respeto por la democracia como por ejemplo el caso de Ricardo Lagos. Aquí el tema son demagogos vs pedagogos, autócratas vs demócratas y lo que hemos visto es que los autócratas llegan porque aparentemente respetan la democracia y cuando llegan al poder pasan a la dictocracia y luego saltan a la dictadura. Esa ha sido la tragedia de por ejemplo lo que pasó en Venezuela”, argumenta.

Sin mencionar nombres, Duque cita a Moisés Naim y describe con detalle a los que aspiran al poder y considera amenazan la democracia .“Aspiran a la fractura, a la polarización, atacan sectores económicos. Van vendiendo pan para hoy y hambre para mañana. Tenemos que enfrentar la demagogia y el populismo, la polarización y la posverdad, ése es el método de ascenso que tienen”, apunta.

Duque es incisivo en este tema, se explaya y arguye que los populistas “son mentirosos compulsivos, usan las redes para generar percepciones y usan esa frase maldita de que percepción es realidad. Desprecian la verdad, los hechos. Les encanta proponer soluciones imposibles, dicen que van a generar bienestar quitándole a unos para dar a otros, les encanta hablar de nacionalización y estatización. Les fascina sembrar odio, no pueden vivir sin destruir. Lo poco que proponen es para quitarle a otros lo que han construido con mucho esfuerzo”.

Las encuestas son lo que son

La más reciente consulta, publicada en Colombia a un mes del Día D para medir no solo intención de voto sino otros temas políticos, revela un escenario electoral de segunda vuelta y plantea que Gustavo Petro tiene una intención de voto del 43.6 por ciento; Federico Gutiérrez, 26.7 por ciento; Rodolfo Hernández, 13.9 por ciento; y Sergio Fajardo, 6.5 por ciento. En el balotaje, el izquierdista tendría una intención de voto del 53.4% en segunda vuelta, mientras que Gutiérrez del 45.2%.

Es la primera vez en muchos años que la izquierda colombiana, aglutinada en la plataforma conocida como el Pacto Histórico muestra una intención tan sólida. Sin embargo, aunque se mantiene como la opción favorita, este mismo sondeo reveló que Petro perdió un punto porcentual en la intención de voto, mientras que su contendor, Federico Gutiérrez, subió 18 puntos; un remonte que luce retador.

En el caso específico de Duque, este mismo estudio, ordenado por el periódico El Espectador, Blue Radio y Caracol TV, evidenció que la imagen positiva del primer mandatario pasó del 25.7 al 30.3%, de febrero de 2022 a abril. En contraste, su desaprobación fue del 64.6%.

Consultado sobre este dato, el aún joven presidente minimiza los resultados y sugiere incluso que algunos números son similares a los que tenía cuando aspiraba en primera vuelta a la primera magistratura de su país. “Las encuestas son como termómetros y los termómetros pueden cambiar por múltiples factores. Uno no puede pelear con las encuestas, las encuestas son. Lo que sí es que nunca he actuado por encuestas, hace cuatro años cuando aspiré a la presidencia había dos candidatos que estaban arriba y mire lo que pasó. A mí lo que más me interesa es el sentido del deber cumplido”, puntualizó.

“Si hay pruebas que denuncien”, Duque defiende a las Fuerzas Militares de su país

Medios de comunicación en Colombia e internacionales aseguran que, al margen del desarrollo de los acuerdos de paz, se ha dado el resurgimiento de grupos armados sin ideología clara y que hacen presencia entre las comunidades; también permanece la histórica desconfianza en las instituciones militares y, precisamente, en días recientes esta tensión ha ganado fuerza tras las confesiones de generales en el caso de los llamados “Falsos positivos” -un eufemismo que buscaba encubrir el asesinato de civiles que eran hechos pasar como guerrilleros por los uniformados-. También, ante la reciente operación que el Ejército de Colombia desarrolló contra un guerrillero conocido como alias Bruno en el Putumayo, frontera con Ecuador, y que tanto la ONU, como Human Rights Watch, y organismos de control en Colombia exigen esclarecer.

El presidente colombiano habla con firmeza sobre la acción de las Fuerzas Militares, las defiende.

“Hemos logrado la tasa de homicidios más baja en 40 años, tenemos las menores tasas de secuestro, hemos realizado las mayores incautaciones de droga de nuestra historia, un promedio de 4 mil laboratorios de alcaloides destruidos por año, Hemos desmantelado a organizaciones criminales. Hemos enfrentado muchas amenazas, hay políticos que quieren ganar réditos atacando y vilipendiando, ensuciando el nombre de las fuerzas militares. Si tienen pruebas que las denuncien, pero a quienes todos los días se sacrifican por una nación uno no puede permitir que los agredan de esa manera. Y claro, en nuestro gobierno, cualquier persona que deshonre el uniforme y cometa un delito tendrá sanción ejemplarizante”.

Iván Duque.

Datos vs posverdad

Duque, quien fue presentado durante su campaña hace 4 años como delfín del ex presidente Álvaro Uribe insiste en que aunque salga del gobierno -pues la reelección no está avalada por la constitución de su país- se mantendrá dando la batalla por la democracia y dice que independientemente del resultado electoral hay elementos como el empleo, el aumento de las exportaciones, la recuperación de la economía que se constituyen en “hechos que derrotan la posverdad” y que dice “muchos por politiquería quieren sembrar para tratar de confundir al electorado”.

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