Moscú. La capital rusa acoge estos días un concilio presidido por el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, y que, con la excusa del 80 aniversario de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi en Segunda Guerra Mundial, reúne a los dirigentes que abogan por un nuevo orden mundial alternativo.

Putin, que en octubre de 2024 ya rompió su aislamiento diplomático por la guerra con la cumbre del grupo BRICS en Kazán, estará escoltado el viernes durante el desfile militar en la plaza Roja por los líderes chino y brasileño, y acompañado por presidentes y primeros ministros de casi una treintena de países.

Con la vista puesta en la guerra en Ucrania, Putin declaró un alto el fuego unilateral de 72 horas que entró en vigor la pasada medianoche, pero el líder ucraniano, Volodímir Zelenski, amenaza con aguar la fiesta al no sumarse a la tregua.

Rusia ha acusado a algunos países europeos de intentar abortar este cónclave al cerrar su espacio aéreo a los vuelos de algunos dirigentes, en concreto el primer ministro eslovaco, Robert Fico, y el presidente serbio, Aleksandar Vucic.

Los invitados, entre los que figuran varios dirigentes considerados autoritarios por Occidente y las organizaciones de derechos humanos, serán agasajados con una recepción de gala, un banquete y un concierto.

El chino Xi Jinping, que no visitaba Rusia desde hace dos años, es el invitado de honor.

Le sigue otro abanderado de un mundo multipolar, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien no pudo participar en la cumbre de los BRICS debido a un accidente doméstico. También participarán en los festejos los controvertidos líderes de países africanos como Burkina Faso, Ibrahim Traoré, y Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang; el líder de la junta militar de Birmania, Min Aung Hlaing, y el autoritario presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko.

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