Puerto Príncipe. El primer ministro de Haití, Ariel Henry, cumplió eayer ocho meses en el poder, sin haber sido capaz de alcanzar un consenso para designar a los miembros del organismo que deberá convocar las elecciones.
Henry asumió el cargo el 20 de julio pasado, trece días después del asesinato del presidente Jovenel Moise, y se fijó como prioridad el restablecimiento del orden y “la organización de elecciones creíbles”, sin que hasta el momento se haya puesto fecha a los comicios.
“Hay una falta de gobernanza en el país”, resumió en una entrevista con Efe Wesner Désir, profesor y analista político, quien señaló que la situación nacional “es explosiva”.
A pesar del acuerdo del 11 de septiembre entre una franja de la oposición y el primer ministro, muchos actores políticos y de la sociedad civil cuestionan la legitimidad del primer ministro, que cuenta con el apoyo de la comunidad internacional, como ocurrió con Moise en vida.
Désir criticó a las distintas élites haitianas que son “antidemocráticas”, pero también a la comunidad internacional que hace “todo lo posible para obstaculizar la democratización de Haití”, una sociedad en permanente búsqueda de la democracia.
Debido a la inseguridad reinante en la entrada sur de la capital, así como los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania y la reciente subida de los precios del combustible, todos los precios de los productos de primera necesidad han aumentado en el mercado local, reduciendo el poder adquisitivo de la población.