Ana Lee Florimón, jueza del Segundo Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, denunció ayer la persecución en su contra y de su familia desde que fue apoderada para conocer el denominado expediente operación Calamar.

“La persecución se realiza en un automóvil de color blanco y salió a relucir este viernes durante una audiencia cuando se dio a conocer la decisión sobre la solicitud de prórroga planteada por el Ministerio Público”, dijo. “Siempre les recuerdo que pueden intervenir 10 mil traslados, pueden intervenir 10 mil campañas de descrédito moral, pueden establecer que esta juzgadora tiene relaciones interpersonales, pero la verdad siempre sale a la luz. Y el tiempo es el mejor maestro, eso he aprendido”

Sostuvo que la persecución contra ella se extiende hasta un hijo que, dijo, también se ha percatado de la presencia del carro blanco.

“Los jueces, o juezas, usualmente somos víctimas, porque los partidos del proceso, para no hacer específicas, tienen siempre algo, cuando la mujer es joven, se tiene que separar”, precisó.

Indicó que como no pueden atacarla por la parte profesional, se van a la parte personal. “Se inventan cosas, y los jueces, ¿qué hacemos? Siempre, por el principio de prudencia, por la sanidad del proceso, y para guardar derechos, que le asisten a todas las partes, no tan solo a los imputados, en este caso, son los que tienen el mayor peso, porque son los que tienen la cohesión”, manifestó.

El caso que lleva

La magistrada rechazó toda solicitud y cuestionamiento que ha hecho el Ministerio Público en su contra debido a que el Tribunal que dirige se ha sido caracterizado por actuar bajo las garantías del derecho.

“Pero no, necesitamos que las funciones nos hacen inmortales o mortales, que nos hacen eternos y que todo es para siempre. Porque el poder a veces no es para todo el mundo”, sostuvo la jueza durante una audiencia ayer.

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