Almánzar afirma que el Plan Decenal introdujo grandes reformas  Tras haber ocupado todos los cargos en el sistema educativo, desde maestro especializado en alfabetización de adultos, en su natal Salcedo, hasta convertirse en ministro de Educación en el período 1989-1992, y posteriormente fundar la Universidad de la Tercera Edad (UTE), el doctor José Nicolás Almánzar García, asegura que la verdadera “Revolución Educativa” se inició en el año 1990 con la aprobación del primer Plan Decenal de Educación, el cual fue el resultado del más amplio consenso social y donde nacieron importantes reformas, comparables con las introducidas por el llamado padre de la educación dominicana, Eugenio María de Hostos.

¿Usted cree que hay en marcha una verdadera revolución educativa?
La verdadera revolución comenzó con el Plan Decenal, que se construyó con la unión y el esfuerzo del pueblo. Se realizaron consultas a nivel interno y externo para que el pueblo dijera qué era lo que quería. Cuando yo fui ministro de Educación yo tenía un presupuesto de RD$500 millones, pero tenía la colaboración de la comunidad. Ahora sobra el dinero pero la situación no ha mejorado tanto. Hay mucho dinero, mucho dispendio. Uno ve la televisión y todavía ve escuelas que tienen cinco años en construcción  y no la han terminado. Se han utilizado más los recursos en infraestructura y no en la capacitación de los maestros y la capacitación del maestro es absolutamente necesaria. Hay un gran  educador antillano que seleccionó este país como su segunda patria, que fue el señor Eugenio María de Hostos, quien presento en el año 1901 un proyecto de reforma extraordinario, que aunque no se aprobó, sus ideales continúan vigentes. Hostos, fundó la primera escuela normal para la formación de maestros y que con el Plan Decenal convertimos las escuelas normales que era donde se formaba el magisterio en universidades.

¿Cómo era la educación de su tiempo en comparación con la actual?
En la época que yo estudié se ejercitaba la lectura comprensiva, la rapidez en la lectura, todo eso ha desaparecido. Ser bachiller era casi un título universitario. Cuando yo comencé a ser maestro los profesores no eran graduados, ni mucho menos habían pasado por ninguna universidad. Éramos maestros por vocación. Eso no se pierde nunca, de tal manera que, inclusive, aunque ganábamos poco sueldo eso no nos interesaba, nos interesaba el aprendizaje del educando. Hay un educador dominicano, ya fallecido llamado Vicente Moscoso, que cuando le preguntaban lo que iba a cobrar por la clase que iba a dar casi se ofendía, porque él decía que el pago mayor lo recibía cuando estaba en la plaza pública y venía un alumno y se quitaba el sombrero y le agradecía lo que había hecho por él. Ya ese tipo de maestros no aparece.

¿Qué es lo que más le preocupa de la educación?
Lo que más preocupa es la preparación del maestro. En otro orden, hay una asignatura que el pueblo vive reclamando, que es la educación moral y cívica. Yo soy autor de varios libros en ese campo, y uno de ellos lo escribí en el año 1975, el cual fue premiado en la Feria del Libro y ese libro hizo eco. Yo se lo he ofrecido al Ministerio de Educación para que lo edite si quiere porque hace falta esa formación cívica y ciudadana, por eso se ven tantos problemas de convivencia. La educación cívica te enseña a respetar a los mayores. Mi padre nunca fue a la universidad y él nos enseñó que las personas mayores se respetan y que el dinero ajeno se respeta. Mira, yo fui ministro de Educación y yo no me cogí un centavo, gracias a Dios. Yo ando en la calle tranquilo, la gente me felicita y me dicen que fui uno de los mejores ministros. Yo fui a la Cámara de Cuentas en el primer gobierno de Leonel Fernández y a los dos años me fui porque me di cuenta que eso no era para mí. Ya mi vida es la familia, la universidad, que es el proyecto que yo fundé y que ha servido a la sociedad. Me parece que hay que invertir en la juventud, principalmente en las carreras técnicas. Además de formar buenos ciudadanos, hay que formar buenos administradores porque te encuentras con muchachos que cuando se ven ganando mucho dinero, se vuelven locos y mira cómo se matan en accidentes.

¿Qué papel están llamados a jugar los maestros?
Ser maestro es una cosa muy grande. Los maestros de ayer y de hoy son totalmente diferentes. Antes primaba la vocación. Ahora, los maestros están recibiendo buenos salarios, ya tienen casa, carro, tienen de todo, pero en las evaluaciones no les va bien. Se debe invertir en su formación y menos en infraestructura. Yo comencé siendo maestro en Salcedo y recuerdo que compré un plywood y lo pinté de negro y esa era la pizarra que yo usaba para darle clase a 20 adultos que yo seleccioné. Me pagaban cinco pesos con 48 centavos. Un día me encontré con un joven que me preguntó: – ¿usted sabe quién soy yo?, y le digo: -claro, yo te alfabeticé. ¿Qué ha sido de tu vida? y me dijo que se había graduado de ingeniero electricista por correspondencia en una universidad argentina y trabajaba en la entonces Corporación Dominicana de Electricidad (CDE). Esa es una satisfacción.

¿Usted cree que debe reforzarse la enseñanza de inglés en las escuelas?
Mira, hablar inglés es como tener una profesión. Una vez en el Consejo Nacional de Educación se habló de eso. Debe darse sin descuidar la lengua española porque tú ves la televisión y te encuentras con figuras nacionales, políticos que dicen contesta por contestación, hubieron por hubo… El inglés por inmersión es un programa muy bueno en ese sentido, porque los muchachos hablan inglés de verdad, pero te digo, no se debe descuidar la lengua española.

Usted que se dedicó a la alfabetización de adultos, ¿cómo valora el programa de alfabetización? 
Decía Simón Bolívar que un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción. Es un esfuerzo laudable del presidente Medina, ya que este fue un tema que se descuidó en el país. Dicen los especialistas en alfabetización de adultos que la alfabetización debe implementarse principalmente en la edad productiva, es decir, de los 15 a los 35 años. Yo me concentraría en ese grupo de edad, porque ya a los mayores, tú los alfabetizas y si no los llevas a la educación básica vuelven a ser analfabetos por desuso, principalmente los de los campos, porque los del pueblo siguen practicando.

Sabemos de la labor social que realiza la universidad que usted dirige en la capacitación de reclusos.
Ese programa lo hemos asumido como parte de nuestra responsabilidad social en colaboración con Funmujer, que dirige Doña Peggy Cabral, que consigue los fondos para pagarle a los profesores y la Procuraduría. Tenemos alrededor de 400 estudiantes en las cárceles de Najayo, Moca, Rafey y San Pedro de Macorís. Es un programa social por el que la universidad no cobra nada que permite a los reclusos tener en que ocuparse y volver a la sociedad con una profesión.

 

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