El centro educativo cuenta con varios programas para mejorar la calidad de vida de los estudiantes

La violencia y la malnutrición presentes en algunos hogares del país se refleja en el espacio educativo, ya que el bajo desempeño escolar de los infantes que viven esas circunstancias se hace cada vez más evidente, y representa un importante reto que afecta diferentes aspectos del sector.

Y es que la directora de la escuela San Martín de Porres, Lucía Guzmán, enclavada en el barrio Guachupita, en conversación con elCaribe, explicó que para mantener un sistema educativo donde el niño aprenda, hay que enfrentar esos niveles de violencia acercándose al estudiante, haciéndole sentir confianza y seguridad, pero sobre todo a través de un acercamiento a los padres en sus hogares.

Aunque son muchas las necesidades especiales de aprendizajes en los niños, el centro educativo trabaja para que ellos logren un alto rendimiento académico, y esto lo hace acogiendo a toda clase de niños, incluyendo a los que tienen una sobre edad, y que desean estudiar por ellos mismos, “el hecho de que un niño vaya a inscribirse a la escuela, es un logro y lo acogemos, no lo podemos rechazar porque es un derecho”.

¿Cuáles son los logros que ha obtenido el centro educativo?
En esta escuela nosotros hemos logrado que en los últimos años los alumnos obtuvieran un índice elevado en las pruebas nacionales, a pesar de las situaciones de este barrio. Pero también en el centro se han generado cambios favorables, especialmente en la actitud de los docentes y en la de los padres. Antes, cuando iniciamos, la actitud de los padres hacia la escuela era de indiferencia, no se acercaban, no se integraban, incluso hicimos un proyecto de acercamiento para integrar más a la comunidad, porque pensábamos que no le interesaba la escuela. Al hacer este proyecto nos dimos cuenta que la dificultad era que la población trabajaba como chiripera y que tenía dificultades y un nivel económico muy bajo. Entonces, no era que no le interesaban colaborar con la escuela, sino que muchas veces el horario de las reuniones no les convenía y, una vez que detectamos eso, comenzamos con un trabajo de acercamiento donde realizamos actividades no solamente de formación para los padres, sino lúdica, conjunta con las actividades que hacía el barrio y con eso se fue logrando el cambio de actitud positiva hacia la escuela. La escuela se ve hoy como un centro donde cada persona tiene sentido de pertenencia,y ese sentido de pertenencia ha crecido mucho, tanto en el personal como en los alumnos.

¿Cuáles programas implementan para fortalecer la educación de los niños de este sector?
Nosotros tenemos acuerdos con varias instituciones que nos apoyan, entre ellos tenemos al Robert Reid Cabral que desarrolla un proyecto de la falcemia, y esto se debe a que en el barrio hay un alto índice de niños falcémicos. En el proyecto que duró un año descubrieron muchos casos y ahí creamos una alianza estratégica que nos ayudan a trabajarlo. Otro programa es el de nutrición porque de acuerdo a algunas investigaciones que hemos hecho, tenemos niños con problemas de nutrición muy grande, y en ese caso lo enviamos al Robert Reid Cabral, donde nos indican que el niño no aprende porque tiene un problema serio de nutrición. En este programa se le dan charlas a las madres de cómo deben alimentar a sus hijos y también le facilitan alimentos para que los niños vayan superando esa deficiencia. Todo es un proceso de acompañamiento.

¿Cómo ve la violencia escolar en el centro?
Aquí los niños reflejan lo que viven en la casa y lo que ven en la calle, sin embargo, pese a ese alto nivel de violencia que hay en el barrio, el centro educativo lo enfrenta acercándose al estudiante, haciéndole sentir confianza, seguridad. Muchas veces los niños nos cuentan cosas que no son capaces de contarles a sus padres. Aunque no tenemos un personal suficiente, nosotros nos acercamos a su hogar cuando hay un tipo de violencia evidente y hacemos un trabajo muy cercano con los padres y eso hace que haya un trato más cercano entre padres e hijos.

¿Qué la ha parecido la transformación curricular?
Esas iniciativas han sido oportunas y asertivas, porque si los niños manejan muchas informaciones que generalmente vienen del internet y el maestro no las maneja, entonces va en desventaja con el estudiante. La transformación curricular vino a enriquecer el sistema educativo dominicano, porque es el momento, los cambios de la tecnología son acelerados y así también nosotros debemos ir revolucionando en esos cambios, porque lo que ayer fue, hoy no es. En cuanto a lo de la evaluación por desempeño está perfecto porque hay que depurar y hay que ver dónde hay que reforzar al maestro. En esta labor tiene que conjugarse la vocación y la preparación, porque cuando un maestro tiene vocación, aunque no maneje el conocimiento se prepara porque es un maestro inquieto, que desea transformar la vida del niño y hace que su práctica sea innovadora. Esos cambios en la educación tenían que darse hace mucho, igual que la evaluación de los maestros. Lo que no se evalúa ni se controla no tiene calidad.

¿Cómo integran a la familia en el proceso educativo de los niños?
Nosotros hacemos dos asambleas generales al año y en ella aprovechamos y damos charla de formación, como es la violencia intrafamiliar y otra de disciplina positiva; tenemos escuelas de padres mensuales; retiros y convivencias en fechas especiales; convivencia con los niños, entre otras actividades.

¿Cómo valora la propuesta de impartir la educación sexual?
Ha sido una propuesta muy buena y asertiva, y qué bueno que se implemente en el currículo. Nosotros venimos trabajando con Profamilia. Es una necesidad, eso no puede cerrarse porque es lo que educa a los niños. Muchas veces tenemos el temor de que si se les habla al niño de eso podría ser un destape. Nosotros estamos trabajando la educación sexual desde la orientación. Es una forma de orientar y prevenir al niño.

¿Cuál es su experiencia como directora de 10 años?
En este centro público católico he tenido una gran experiencia. Aquí nosotros hacemos opción por la mayor necesidad, y nos empeñamos en que ellos se superen cada día, esa es nuestra filosofía, es decir, de todos los necesitados, el que más necesita. Esta escuela es dirigida por la congregación Hijas de Jesús, que fue fundada en el 1974, inicialmente con la compañía de Jesús, pero en el 1974 es que pasa la dirección de la escuela a las Hijas de Jesús. La escuela funcionaba en casas alquiladas, como escuela hogar. El centro tiene una estrategia de apertura a la comunidad. Aquí acuden los fines de semana muchas organizaciones. La escuela, además de facilitar conocimientos académicos, trata de llevar una educación integral cristiana de calidad, y es por eso que la escuela tiene mucha aceptación de la comunidad y se ha ganado el respeto por el trabajo que vienen realizando las hermanas jesuitinas.

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