Desde hace décadas no se observan las mismas cantidades de vendedores de este producto

Son muchos los dominicanos que recuerdan haber degustado un chicharrón en uno de los tantos puestos que abundaron a lo largo de la avenida Hermanas Mirabal en Villa Mella y que hoy narran con añoranza como el escenario ha cambiado.

Los motivos causantes del declive de la venta de este platillo en Santo Domingo Norte son vastos. Sin embargo, otros han decidido dejar de lado esas razones y enfocarse en idear una estrategia para que no tan sólo esa demarcación continúe como meca del chicharrón sino también de la rica cultura “villamellera”.

Tal fue el caso de Rafael Nina, quien es propietario junto a su esposa Xiomara Ariza, de “Chicharrón de Villa Mella”.

Nina quien es abogado e ingeniero pesquero expresó a elCaribe que todo inició en el año 2020, a comienzos de la pandemia en el país cuando materializó lo que sería este negocio.

Un restaurante tipo museo que ofrece un espacio donde la gente pueda comer todos los derivados del cerdo, al tiempo que observan artesanías únicas y figuras neurálgicas de esta sección del país.

Este establecimiento está erigido con tronco de coco, tabla de palma, acacia y cana, que recrean un ambiente acriollado atractivo tanto para los locales como para aquellos extranjeros que visitan el país con la intención de probar el legendario chicharrón villamellero.

Pese al pasar de los años, se ha quedado en la memoria popular que una vez hubo una sección que fue referente de este de la venta de cerdo, no sólo para su consumo durante las festividades navideñas, sino durante todo el año.

Nina relató que son pocos los criollos vivos originarios de Villa Mella que todavía pueden hablar sobre la cultura de este lugar y rememorar con lujos de detalles como estuvo copada esta demarcación de vendedoras de carne de cerdo.

“Rescatando nuestra cultura… Chicharrón de Villa Mella”, lee un letrero en la entrada de este restaurante.
Todos los platos que se preparan en este lugar, pasan por las manos de la cocinera Alejandrina Nolasco, quien se encarga de elaborar con sus propias manos y de una manera artesanal las longanizas y morcillas, así como otros platillos.

Los viernes son de congo, priprí y otras tradiciones

En este espacio, no sólo se come chicharrón sino que también hacen celebraciones a ritmo de congo y priprí, salve y serenata.

Conforme con informaciones, los miércoles son soneros, mientras que los viernes de “cultura de Villa Mella”.

Este próximo 30 de julio, por motivo al Día de los Padres tienen preparadas varias actividades relacionadas a la música y baile de ese municipio.

Con normas de control de calidad

Los dueños de este negocio fueron enfáticos al decir que todos los alimentos que se preparan allí se hacen bajo estrictos controles de calidad.

“Aquí no hay bacterias patógenas, ni salmonelosis…nada que afecte el consumo. Nosotros nos encargamos de hacer el levantamiento de que los cerdos no estén afectados por alguna situación”, argumentó Rafael Nina.

Nina adelantó que hacen las gestiones para hacer peatonal la calle Ramón Matías Mella los sábados y los domingos para que todos puedan disfrutar de sus actividades culturales.

Nina
“He sido testigo fuera del país de cómo los extranjeros al saber que vengo de Villa Mella me citan la palabra chicharrón”

Víveres
Hasta los víveres que se consumen en este establecimiento fueron cultivados en tierras villamelleras.

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