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El 13 de diciembre de 2020, una persona fuera de sus cabales embistió a toda velocidad a dos personas que viajaban en una moto en plena zona urbana de Santo Domingo. El hecho se cobró la vida de una joven venezolana de 23 años y, a tres años y medio, ninguna autoridad ha dicho nada. Incluso, con la existencia de videos del momento del suceso y del vehículo involucrado, aún no hay respuestas.
El caso de María Andreína Pernalete tuvo una considerable repercusión mediática, tanto en medios locales como venezolanos. La noche del 13 de diciembre, cerca de las 7 de la noche, María Andreína, una artista del tatuaje con varios años en el país y reconocida como miembro del staff de un estudio muy popular en Santo Domingo, llamó a su motoconchista de confianza, Álvaro De Los Santos Jurado, para que la llevara a casa.
Ese sería el último viaje que harían juntos. En la avenida Rómulo Betancourt, una yipeta los embistió a toda velocidad y sin mediar señales. Nunca se detuvo. Las imágenes reveladas posteriormente del incidente, tomadas por cámaras de seguridad e, incluso, difundidas por un prestigioso programa de investigación de la televisión nacional, escapan a toda comprensión y calidad humana, con total desacato a la ley de emisión el auxilio de dos personas heridas.
Esa misma investigación difundida en TV desvelaba el testimonio del sobreviviente motoconchista, quien precisaba que dos testigos, también motoristas, enfrentaron al negligente conductor, pero este los enfrentó.
“Ellos tuvieron que devolverse porque la persona le dijo: tienen que devolverse porque ya yo maté a dos atrás. Si no quieren que yo mate a dos de nuevo, no me sigan”.
Finalmente, tanto María Andreína como Álvaro llegaban en una unidad del 911 al Hospital Darío Contreras, donde María Andreína moriría a las 6 de la mañana del 14 de diciembre por dos paros cardíacos y Álvaro permanecería ingresado por meses con fracturas en el brazo y la pierna izquierda.
Falta de voluntad mantiene el caso de María Andreína sin resolver
Desde aquella noche, los familiares de María Andreína comenzaron a vivir un verdadero infierno. Les tocó venir de su país a vivir en carne propia el proceso de denunciar un suceso de ese tipo que, entre la desinformación propia de las instituciones del Estado, además de las exigencias y requisitos que solicitan para abrir la denuncia, consumen un tiempo valioso para detectar e interrogar a los implicados en cualquier homicidio.
Tanto los familiares de María Andreína, como los de Álvaro, no pudieron interponer la denuncia en el Ministerio Público hasta días después porque “no tenían documentos”, cosa que, si la intención es atrapar a un homicida, no son realmente necesarios para iniciar la investigación.
Finalmente, interpuesta la denuncia, esta es la fecha en la que todavía no se conocen noticias de aquel conductor provenientes de las autoridades. Incluso, la familia de María Andreína, por sus propios medios, consiguió los videos difundidos en la televisión nacional del suceso, donde se puede ver el color y tipo de vehículo involucrado, que también confirmó el sobreviviente Álvaro. También consiguieron el apoyo de los medios de comunicación dominicanos, impresos y televisivos, para difundir las dificultades para hacer justicia en su caso.
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La última versión de la policía sobre el caso de María Andreína es que estaban haciendo “levantamientos y entrevistas. Incluso, el director (de entonces) recibió a la familia y le dijo que estaban comprometidos con resolver el caso”. Pero, tres años y medio después, no se conoce ningún avance.
A tres años y medio, sin resolver
El asesinato de María Andreína Pernalete sigue siendo un misterio sin resolver. A pesar de los esfuerzos por esclarecer el caso y el apoyo constante de los medios de comunicación, la familia de María Andreína sigue sin obtener justicia, enfrentando una lucha constante contra la indiferencia y el olvido.
Los casos similares ocurridos en los últimos días en el país hacen inevitable recordar el caso de María Andreína y otros similares que siguen sin resolverse, evidenciando una preocupante tendencia en la actuación de la justicia y la ley ante estos casos y que dejan, como única sentencia, la profunda desconfianza en las autoridades y un sentimiento de desamparo en las víctimas y sus familias.
Posdata: El asesino de María Andreína sigue prófugo.