Moraima Peñaloza perdió a su hija María Andreina en un accidente de tránsito el 13 de diciembre del 2020

“Cuando veo esos ojos hermosos, mi corazón salta de emoción. Ella es mi hija, la reina de mi corazón. Creció tan rápido, hoy cuando la veo convertida en una mujer guerrera, artista, maravillosa, exitosa, agradezco a Dios por haberme permitido ser su mamá. Dios bendiga tu camino mi amor”; “Viendo a esta belleza, suspiro y vuelvo a suspirar, mi hija es lo más bello que Dios me ha regalado, realmente una de mis mayores bendiciones. Dios te bendiga mi amor bello… Sigue creciendo”, son dos de los emotivos mensajes que Moraima Peñaloza le dedicaba a su hija María Andreina Pernalete en su red social de Instagram @moraimap3 antes de que un conductor imprudente le arrebatara la vida y se diera a la fuga en un accidente de tránsito ocurrido el 13 de diciembre del 2020.

En el Instagram de esta madre, están plasmados los lindos recuerdos y mensajes que le dedicaba a su hija antes de que partiera. Hoy, también es posible ver mensajes en los que pide justicia a las autoridades dominicanas y en los que destaca cuánto extraña a su hija, a quien describe como un sol.

De izquierda a derecha, Moraima Peñaloza, su esposo David Pernalete, su hijo David Alejandro y su hija María Andreina.

Todos los días son difíciles y tienen un sabor amargo para Moraima Peñaloza. “Ninguna madre se imagina enterrar a un hijo. Lo natural es que tus hijos te entierren a tí. Es algo que me acompañará por el resto de mi vida, porque nadie puede sustituir a mi hija María Andreina, nadie”, manifestó muy triste la madre de la joven que tenía 23 años al momento de perder la vida.

Para Moraima, perder a María Andreina ha significado la transformación y el cambio total de su vida, porque salir de su natal Venezuela, dejar seres queridos, responsabilidades, no es nada fácil, y mucho más porque María Andreina no está a su lado.

“Es muy difícil vivir un Día de las Madres sin un hijo, porque para mí, mis hijos son mi vida. Sólo le pido a Dios que me continúe ayudando y fortaleciendo para seguir pidiendo justicia. La extraño cada día, cada minuto y cada segundo de mi vida. La extraño con mi alma, con mi corazón, porque mi hija es mi amor, mi amor eterno”, dice con voz entrecortada.

Aunque ha pasado alrededor de un año y medio desde que Moraima perdió a su hija, su lucha sigue en pie, porque aún pide justicia y desea que llegue el momento en que el responsable se ponga en su lugar y se entregue.

Duelo de una madre

Cuando una madre pierde un hijo, la vida se le transforma y una parte de sí deja de existir. Entra en un trance, en estado de shock o impacto que la protege de perder la cordura hasta ir, poco a poco integrando la noticia de la pérdida, indica a elCaribe la psicóloga Lorraine Isa.

La psicóloga del Centro Vida y Familia, Lorraine Isa.

“Los sentimientos que embargan a una madre que ha perdido a su hijo-a son múltiples. Los más comunes son: tristeza, rabia, culpa. Asimismo, puede sentir desesperanza, pérdida del sentido de la vida, entre otros”, manifiesta.

Aunque hay síntomas universales que experimentamos cuando atravesamos una pérdida, Isa sostiene que la forma de enfrentar el duelo varía entre un ser humano y otro. Para Isa, hay personas que prefieren aislarse, otras relacionarse. Por otro lado, hay quienes viven la tristeza en la intimidad de su soledad, otros prefieren compartir su dolor. Hay quienes ven fotos y videos, y otros que necesitan más tiempo antes de poder ponerse en contacto con los recuerdos.

“Cada quien vive el duelo como puede, no hay una fórmula correcta para hacerlo. Aunque hay rituales que pueden ser beneficiosos en estos procesos, es importante permitir a la doliente decidir el momento en que se sienta lista para participar en los mismos, sin forzar el proceso”, destaca la psicóloga del Centro Vida y Familia.

¿Se supera la muerte de un hijo o se aprende a vivir con ello?

Los estudios han demostrado que el duelo es un proceso dinámico que no culmina, por lo tanto no se supera, las pérdidas son parte de la vida con las que aprendemos a vivir, señala la psicóloga.

“En principio son sumamente dolorosas hasta que poco a poco, día a día, vamos adaptándonos hasta aprender a vivir con ellas”, puntualiza Isa.

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