Santo Domingo, RD. – El 23 de mayo de 2024, Nycole Gómez Grullón, estudiante de veterinaria, sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en más del 20% de su cuerpo tras una explosión en la clínica veterinaria donde laboraba. Un año después, a pesar de existir una sentencia a su favor, aún no ha recibido la indemnización establecida.
Ese día, Nycole cumplía su jornada habitual cuando, por orden de su jefa, colaboró en la elaboración de perfumes utilizando un tanque de alcohol que estalló. Fue trasladada de urgencia al hospital, donde permaneció más de diez días inconsciente.
Durante su recuperación, enfrentó una tragedia aún mayor: su madre sufrió un derrame cerebral al enterarse del accidente, cayó en coma y falleció poco después.
La sentencia judicial ordena que la empresa le pague cinco millones de pesos por daños psicológicos y 85 mil por daños físicos, pero hasta la fecha no ha recibido el dinero. Nycole denuncia abandono por parte de su empleador y critica la falta de mecanismos eficaces para hacer cumplir las decisiones judiciales.
Hoy, con 21 años, sin empleo y marcada por cicatrices visibles, Nycole intenta reconstruir su vida vendiendo vajillas. Está joven cuestiona las leyes laborales del país, que —según afirma— protegen al empleador y no al trabajador.
