Organizaciones en favor de los derechos de la niñez mostraron preocupación por el aumento en las estadísticas del trabajo infantil en sus peores formas: explotación sexual y laboral.
De acuerdo con las estimaciones de la Organización Internacional del trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) si no se adoptan medidas de mitigación, el número de niños en situación de trabajo infantil en el mundo podría aumentar de 160 millones en 2020 a 168,9 millones a finales de 2022.

“En el 2020 vemos un aumento de niños que están involucrados en trabajo infantil peligroso. Parte de esta tendencia contraria, porque veníamos en un descenso, es debido al covid-19, porque el covid ha derrumbado parte de las estructuras que han permitido disminuir el trabajo infantil, explica Fabiana Gorenstein, especialista en protección infantil de Unicef en República Dominicana.

Vincula el incremento en el trabajo infantil peligroso a la disminución de los ingresos en los hogares, pérdida de empleos y medios de sustento, sumado a la reducción de las actividades económicas.

Al respecto, Alba Rodríguez, directora de Save the Children República Dominicana, considera que la pérdida de ingresos en las familias hace que niños y niñas tengan que asumir dentro del hogar el rol de apoyar económicamente, de manera especial en los casos donde uno de los padres se convierte en víctima mortal del coronavirus.

Destaca que el cierre de las escuelas, como parte de las medidas preventivas frente al Sars-Cov-2, también ha incidido en que niños y niñas hoy estén realizando algún tipo de trabajo.

De su lado, Virginia Saiz, directora de Plan Internacional en República Dominicana, advierte de una forma de explotación infantil de la que poco se habla, y que según dice es muy común en el país: el trabajo doméstico, que se enmarca en el concepto esclavitud moderna.

“Las hijas de crianza es un concepto en el que una familia necesita apoyo doméstico y entonces van a su provincia o municipio de origen y se traen a una joven que en muchos casos es de ascendencia haitiana. Se supone que las van a compensar con el cuidado y manutención a cambio de que ellas vivan en la casa y les ayuden con el cuidado de los niños. En la mayoría de estas historias, al final los términos no son como se pintan”, puntualiza.

Asegura que en muchos casos estas niñas son sometidas a vivir en lo que llama una “esclavitud moderna”, sin ningún tipo de protección de sus derechos, además de no asistir a las escuelas, ejercen el trabajo doméstico sin recibir compensación. “Cuando hablamos de trabajo infantil siempre pensamos que trabajan en un campo de tomates o una fábrica, que es la forma que más se ha reducido en el país, pero el invisible: el doméstico y la explotación sexual continúan bastante presentes en el país”, afirma.

Un tema que mueve a preocupación a la organización es la trata con fines de explotación sexual. “Esta es la violencia que experimentan muchos niños y niñas cuando viven por ejemplo un sexo transaccional, que para comprarte un celular tienes que acostarte conmigo o si quieres que te pague el salón tienes que acostarte conmigo, es de las peores formas de abusos”, sostiene.

Recomiendan formar personal y mejorar registros

Los datos de trabajo infantil más recientes en República Dominicana son de la encuesta ENHOGAR MICS 2014, en ese año, la cifra de trabajo infantil era el 12.8 % de la población de entre 5 y 17 años.

Entre las recomendaciones que hace Unicef figura ampliar la generación y la transparencia de datos relacionados a la trata de personas, y en especial, de niños, niñas, adolescentes y mujeres.

Asimismo, sugiere adoptar protocolos multisectoriales para investigación y atención a las víctimas. Destaca, además, la necesidad de la formación especializada para profesionales del sector justicia (magistrados, fiscales y defensores públicos) en materia de trata y tráfico de personas.

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