Francisca Pacheco Almonte permanecía sentada en el primer banco de la parroquia San José de la comunidad La Guáyiga. Esperaba que empezara la misa en memoria de su hija Elizabeth Amarante Pacheco y su pareja Luis Miguel Jáquez Rodríguez.

Desde que se sentó, entrelazó sus ambas manos con las de familiares que se sentaron a su lado. Ellos nunca la dejaron sola mientras se desarrollaba la eucaristía en memoria de la pareja.

Desde su asiento veía desorientada a la multitud que acudía a la misa. La eucaristía se celebraba justamente donde Elizabeth, de 23 años, se congregaba en los últimos años.

Un equipo de este diario se le acercó y muy respetuosamente le preguntó si quería hablar con la prensa y ella respondió con voz muy baja. «Ay no, yo no quiero hablar, estoy muy triste» dijo.

La señora miraba con tristeza a los familiares y amigos que acudieron acompañarla. Sus ojos permanecieron todo el tiempo encharcados en lágrimas.

Francisca no podía ocultar ese sentimiento que causa perder a una hija. Sobre todo de una manera tan horrenda como murió junto a su pareja.

Una vez empezó la misa, inmediatamente el padre de la parroquia pidió a “Jesucristo” que con su «Espíritu Santo» consuele a esa madre. Una mujer que hasta el momento no sabe quién asesinó a su hija y su esposo y por qué.

Un momento de mucha tristeza se vivió cuando concluyó la eucaristía. Allí, los amigos de Elizabeth, de la familia y de la iglesia acudían hacia donde la señora. Le mostraban su pesar por la muerte de su hija, mientras ella no podía contener las lágrimas.

La pareja fue encontrada en la tarde del pasado lunes en un pozo séptico en el sector Villa Progreso 2, del municipio Los Alcarrizos. Elisabeth y Luis Miguel presentaban signos de violencia, entre ellos golpes y disparos. Ambos fueron raptados el pasado 23 de enero desde su vivienda ubicada en el distrito municipal La Guáyiga, Pedro Brand.

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