Los obispos de San Francisco de Macorís y Puerto Plata llaman a la población a mirar el futuro con esperanza

Cuando hay problemas, situaciones que inquietan o una angustia desesperada, solo la parte espiritual de la vida sostiene y permite mirar al horizonte con esperanza, mientras se supera poco a poco la adversidad.

Por eso, el ser humano no debe descuidar lo espiritual. En lugar de ello, hay que enriquecerlo con momentos de reflexión y valores que se traduzcan en ejemplos concretos de entrega, compromiso y responsabilidad en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Esa es la recomendación que hacen los obispos de las diócesis de San Francisco de Macorís y Puerto Plata, Fausto Ramón Mejía Vallejo y Julio César Corniel Amaro, en el marco de la celebración de esta Semana Santa, un tiempo excepcional por los estragos que está dejando la pandemia del Covid-19 en la vida de numerosas personas.

“La historia del ser humano no termina en la angustia, el sufrimiento, en el dolor o en la muerte. La esperanza nos invita a salir de la realidad que nos envuelve, a mirar mucho más allá, y eso solo se consigue con la fuerza espiritual”, asegura monseñor Corniel Amaro.

Sostiene que la parte espiritual es fundamental porque ayuda a superar el temor, abrirse más al otro y a ser solidario con su necesidad, a pesar de las dificultades que pueda estar sintiendo la persona.

“Hemos estado sometidos a una pandemia, a un recogimiento, a un sufrimiento. Todo esto pasará. Por eso, hay que alimentar la esperanza, dejar de pensar solo en nosotros mismos y abrirnos en solidaridad a aquellos que nos necesitan”, recalcó.

En ese contexto, el necesitado no es únicamente la persona que requiere recursos económicos, también lo es el padre que precisa atención de parte de los hijos; los hermanos que pelean constantemente y hasta la misma sociedad que exige un mayor compromiso de los ciudadanos.

A juicio del obispo de San Francisco de Macorís, ya es tiempo de que los cristianos asuman un rol más protagónico en la política justamente porque el “arte de utilizar el poder para el bien común” está estrechamente vinculado con lo que significa ser un buen cristiano.

“Debemos participar, pero muy conscientes, desde nuestra fe. No para buscar lo mío, como ha ocurrido en las últimas elecciones o para conseguir un cargo para enriquecerme. Eso no puede ser porque es desnaturalizar la vida política, que es tan importante y significativa”, indica monseñor Mejía Vallejo.

Atribuye a la falta de conciencia ciudadana, de valores, de moral y civismo los traumáticos procesos electorales que ha tenido República Dominicana desde el fin de la dictadura trujillista hasta la actualidad.

“El poder es para buscar el bien común. No para aplastar a nadie, sino para buscar el bien de todos y de ese modo, poder avanzar como país y crecer”, sostuvo el religioso que está a cargo del seguimiento pastoral de las provincias Duarte, Samaná y María Trinidad Sánchez.

Informó que desde la Iglesia católica se realiza un trabajo serio, a través de 8 universidades, para crear conciencia sobre la importancia del progreso y la necesidad de contribuir a la paz social.

“Nuestros egresados reciben unos principios y valores para convertirse en profesionales de calidad”, destacó. No obstante, aclaró que un buen profesional no es necesariamente el que obtiene el mayor honor académico. “Es la persona que sea el mejor ciudadano, el mejor esposo, el hombre que sirva más, el que ponga su profesión al servicio de los demás”, tras manifestar su confianza en que llegará el momento en que República Dominicana se convertirá en el país que queremos.

Monseñor Julio César Corniel Amaro.

Sobre la adversidad

Convencido de que todas las dificultades pueden superarse, el obispo de la diócesis de Puerto Plata hace un ferviente llamado a los cristianos para que aún en las situaciones más difíciles, sean embajadores de fe, esperanza, armonía y perdón, tanto en la familia como en la sociedad.

“El ser humano tiene dos dimensiones: una humana y otra espiritual. Cuando la parte espiritual se fortalece es capaz de generar unos valores que ayudan a vivir mejor en medio de cualquier realidad de angustia que la persona pueda tener”, aseguró.

Planteó que la fuerza espiritual facilitará, incluso, la identificación de una salida para la tribulación o angustia que tenga el individuo, por lo que insistió en recomendar a la población que aproveche estos días para orar, reflexionar y hacer ayuno en un clima de fe.

“Cuando uno crece en la esperanza, uno crece en la conciencia de que la historia no termina cuando atravesamos un momento de crisis, una situación dolorosa. Hay muchas realidades de dolor.
Pero, ese dolor no es el final. En verdad, solo es parte de la historia. Vendrá la alegría, vendrá el gozo”, vaticinó monseñor Corniel Amaro.

El secreto que guarda el ayuno

Desde la óptica de monseñor Julio César Corniel Amaro, la Semana Santa es un tiempo para crecer en la fe, en la esperanza, en la práctica de la solidaridad y del amor. Ese crecimiento se nota en el ayuno.

“Ayunar es dejar de pensar en uno mismo”, revela el obispo. Observa, sin embargo, que no se trata solo de ayunar alimentos, “sino comportamientos y actitudes, que muchas veces son agresivas o no adecuadas para la convivencia social”.

“Por eso, si alguien pelea mucho en el hogar, ayune y pelee menos”, precisa el obispo de Puerto Plata, ofreciendo así un ejemplo práctico. Los religiosos fueron entrevistados en el programa especial de Semana Santa “La Iglesia católica, sus creyentes y la pandemia”, que transmite esta semana CDN, canal 37 y que elCaribe comparte a través de sus páginas.

Todo esto pasará. Hay que alimentar la esperanza y dejar de pensar solo en nosotros mismos”.
Fausto Mejía Vallejo
Obispo de San Francisco de Macoris

La fuerza espiritual ayuda a salir de cualquier realidad de angustia”.
Julio César Corniel Amaro
Obispo de la diócesis de Puerto Plata

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