La Vega. A 18 años iniciada la construcción de la presa Guaigüí, la obra diseñada para una capacidad para 77 millones de metros cúbicos de agua permanece estancada, a pesar de la importancia que reviste para control de las inundaciones en la parte baja del valle de La Vega.  El embalse, además de control de avenida, busca producir energía y servirá para el suministro de agua potable a comunidades de esta provincia y para irrigar la agricultura.

La obra, que permitiría represar el río Camú en la parte alta, que es habitada por las comunidades Guaigüí y Camú, fue iniciada en el año 2,000 durante la presidencia de Hipólito Mejía, pero fue paralizada tres años después. Posteriormente, fue retomada en el 2006 en el gobierno de Leonel Fernández, pero con la crisis financiera y debido a que los promotores de los préstamos eran bancos volvió a quedar en un punto muerto. Desde entonces, parte de las maquinarias que dejaron allí se ha ido deteriorando, al punto que tres camiones y una grúa ni siquiera prenden. El descuido es tal, que apenas hay cuatro personas del personal de seguridad: un guardia del Ejército Nacional, dos vigilantes de una empresa privada, y otro del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) y un supervisor.

Deterioro
Al menos cuatro remolques que permitían alojar a los ingenieros y técnicos están totalmente deteriorados, al igual que espacios o naves para soldaduras y hasta las alcantarillas de hormigón están prácticamente arropadas por la hierba.

Las oficinas que tenían habilitadas para técnicos del INDRHI estaban clausuradas y en pocas ocasiones se presentan al lugar. Ramón Medina, residente en Guaigüí, es uno de los pocos que ha decidido quedarse en dicha comunidad junto a su familia a la espera de mejor suerte.

Medina reconoce que las fuentes de empleo que tenían cuando la obra fue iniciada hace ya 18 años, servía como sostén para algunos moradores. “Con los años, muchos han emigrado hacia La Vega, porque esta tierra no es muy buena para la agricultura, otros decidimos quedarnos a la suerte de Dios”, apunta Medina al hablar con reporteros de elCaribe. Con la construcción de la presa, el gobierno y la empresa contratista tenían previsto el desalojo de las familias que residían en su entorno. Sin embargo, apenas algunos recibieron el dinero prometido. Otros quedaron a la espera de los recursos económicos para poder emigrar.

Recientemente, el director del INDRHI, Olgo Fernández, propuso un “pacto por el agua” para construir 12 grandes presas a un costo superior a los 100 mil millones de pesos.

Al destacar la importancia de estas presas, dijo que hay dos embalses iniciados, como Monte Grande en la región sur del país, que deberá estar lista el 30 de abril del 2020, y Guaiguí, en La Vega, que está muy atrasado.

Comunitarios resaltan la importancia de la presa. Ricardo Flete

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