Valverde. La agroindustria del banano dominicano enfrenta el desafío más grande, catalogada como una de las peores crisis laborales de los últimos años, a causa de la escasez de trabajadores agrícolas haitianos.

La mano extranjera de la vecina nación tradicionalmente ha sostenido esta actividad económica estratégica para el país.

Y es que las deportaciones masivas, otros que se van por motus propio, la falta de regularización y la ausencia de relevo local han puesto en jaque a un sector que representa más de US$250 millones anuales en exportaciones, el 90% con destino a Europa.

“Estamos hablando de un producto que se cultiva las 52 semanas del año, cuando se corta, debe empacarse y salir en barco y si se retrasa dos días, ya ese plátano pierde calidad y hay que venderlo en el mercado local, con lo cual no se recuperan los costos”, advirtió Martín Eduardo Peña, director ejecutivo de Adobanano, entidad que agrupa a los principales productores y exportadores del rubro.

El sector bananero dominicano sobre todo en la línea noroeste requiere más de 15 mil trabajadores permanentes solo para la producción orientada a exportación, de estos, según estimaciones de Adobanano y de productores locales, entre un 80% y 85% son de nacionalidad haitiana, en su mayoría sin documentos migratorios actualizados.

“El plátano es el oro verde del Noroeste, el cambio social que ha tenido esta región en los últimos 20 años ha sido gracias al desarrollo del plátano de exportación”, afirma Peña.

Simeón Ramírez, ex presidente de Adobanano y ex director del proyecto La Cruz de Manzanillo rompió con el mito de que la mano de obra en el sector bananero es barato, resaltando que la industria cumple con la ley laboral, paga por encima del salario mínimo, cubre seguridad social, vacaciones, bonificaciones, entre otros aspectos.

Sin embargo, afirma Ramírez, el trabajador dominicano no quiere el trabajo del campo, aunque se le paga más. Resaltó que el salario promedio ronda entre RD$700 y RD$1,000 diarios, por jornadas de 8 a 10 horas.

Déficit 40 por mano obra

Simeón Ramírez indicó que, debido al clima migratorio actual, existe un déficit de entre 30 y 40% de la mano de obra habitual, esto implica que cerca de cuatro mil a seis mil puestos que no están siendo ocupados, lo que ha paralizado parte de las cosechas y ha provocado la pérdida de contratos internacionales.

“Tenemos fincas con cuatro mil empleados que hoy trabajan con 1,000 menos, eso no sólo ralentiza la producción, sino que crea un efecto dominó, menos cosecha, menos transporte, menos exportación, menos divisas”, señaló.

La cadena productiva del banano es una de las más estructuradas del sector agrícola dominicano, según cifras del Ministerio de Agricultura y del Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana (ProDominicana), el banano representa alrededor del 7% de las exportaciones agropecuarias nacionales.
Este rubro genera más de 30 mil empleos directos e indirectos, además en provincias como Valverde y Montecristi, el cultivo del banano concentra el 90% de las actividades agrícolas.

No obstante, el sector también enfrenta otros desafíos que agravan la situación y es que la reducción del 40% en la productividad, según los productores, debido a factores como el aumento del costo de producción, la escasez de insumos y el cambio climático, especialmente las temperaturas extremas generan estrés en las plantas.

Sector ve disminuir las exportaciones

La carencia de mano de obra para labrar la tierra, provoca disminución de las exportaciones en un 25% en los últimos tres años, según datos del sector privado, lo que ha provocado incluso que barcos contratados para recoger fruta en los puertos dominicanos dejen mercancía porque no se alcanza el volumen necesario para el embarque.

En 2015, el Gobierno dominicano implementó un plan de regularización que benefició a más de 13 mil trabajadores haitianos del sector bananero, con carnés que les permitían trabajar legalmente, no obstante, la mayoría de estos documentos ya han vencido y aún no existe un mecanismo masivo para su renovación.

“El problema no es solo voluntad, muchos haitianos no pueden renovar su estatus porque necesitan documentos de su país y Haití está institucionalmente colapsado, no hay pasaportes, no hay embajadas funcionales, y no pueden obtener documentos por lo que legalizar un obrero hoy es casi imposible”, lamentó Simeón Ramírez.

El plátano dominicano goza de certificaciones internacionales como Fair Trade y Global GAP, lo que permite su entrada a exigentes mercados europeos, pero, para mantener esos sellos se deben cumplir estándares estrictos.

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