Santiago. El pedido arreglo de las tuberías de desagüe, que desde hace más de una década amenazan con afectar edificaciones, calles y avenidas levantadas en el mismo trayecto del cauce de las aguas subterráneas que forman una laguna, se ha constituido en una odisea.

Aunque se han planteado propuestas surgidas de pasadas autoridades municipales y hasta del ministerio de Medios Ambiente y Recursos Naturales, como el declarar de utilidad pública los terrenos, esto ha caído en un punto muerto.

Y es que a pesar de la contaminación que se genera a la salud de los moradores de residenciales como la Rosaleda, no ha habido un plan de solución definitiva.

A la cantidad de basura que son lanzadas por desaprensivos, se agrega la maleza que se ha ido formado. Esto genera la proliferación ratones y de mosquitos, según la denuncia de los moradores del residencial.

La laguna formada con las aguas subterráneas ha ido erosionando edificaciones que fueron levantadas en su trayecto.

Especialistas en el área de la construcción temen que con el aumento del nivel de las aguas se registran desprendimiento de tierra que poco a poco afecta la avenida Estrella Sadhalá, las calles República de Argentina y la que comunica a la Rosaleda.
Durante la gestión del entonces alcalde Gilberto Serulle quien reconoció en su momento que se trataba de un problema grave de salud pública la contaminación que producen las aguas subterráneas, nunca se avanzó en un proyecto concreto que diera una solución definitiva. Desde entonces, la presente gestión municipal ni siquiera ha tocado el tema.

Serulle planteaba que en un proceso de saneamiento primero debía declararse de utilidad pública dichos terrenos, mientras los del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales proponían construir allí un parque.

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