Monseñor Nouel. Las muertes de cuatro mujeres, incluida una menor de edad y una desaparecida, arrastradas por la crecida del río Hayaco que inundaron el balneario Fula en el distrito municipal Sabana del Puerto-Jima, vuelve a poner de manifiesto la necesidad de clausurar este balneario.
Entre las víctimas figuran Jade Contra Vázquez, una menor de 13 años, y su madre Yimery Yanquis Vásquez, de 29, nativas de Sabana Perdida en Santo Domingo, que salieron junto a familiares para celebrar su cumpleaños.
También fallecieron Sheyli Yamilet Pérez Camilo, de 25 años, del sector Los Mina, Santo Domingo Este; Adonis custodio Mata, de 25, del municipio de Constanza en la provincia de La Vega e Isauly Martínez, de 26, nativa del municipio de San Francisco de Macorís, cuyo cuerpo todavía permanece sin ser rescatado.
En medio del dolor, familiares de los fallecidos dicen que al momento de la crecida estaba lloviendo en la parte alta, pero muchos decidieron quedarse en el río, a pesar de que estaba oscureciendo.
Relatos
Edison Pérez, padre de Sheyli Pérez, lamentó que ninguna autoridad puso control para que los bañistas salieran del río.
Joselín Camilo, madre de Sheyli, recuerda que momentos antes, le había hecho una llamada y cuando le informaron de la crecida del afluente, le pidió que saliera pero no hizo caso. Ahora deja un hijo en condición de orfandad.
Juan Carlos Velásquez, director de la Defensa Civil en el municipio cabecera d eBonao, dijo que, al menos siete personas que se bañaban en el río fueron rescatadas con vida. Informó que para el rescate de las cuatro personas y en la búsqueda de la dama que sigue desaparecida, participan 25 especialistas en aguas rápidas, quienes lograron la localización de algunos desaparecidos.
Cuestionan desorden que opera en balnerario
Testigos narran que los bañistas bailaban y consumían bebidas alcohólicas, en las aguas del balneario, cuando el río experimentó una crecida que se llevó a una decena de personas incluidas niñas. A raíz de la tragedia, la fiscalía clausuró varios negocios. Desde hace un tiempo, el río Fula es tomado por los propietarios de negocios como si se tratara de un bar al aire libre.