Bonao. El subgerente de Caribean La Fuente que resultó muerto a tiros junto a dos vigilantes a manos de otro empleado de seguridad contemplaba regresar a finales de este año a su natal Nicaragua.
El matador, identificado como el vigilante Alan Pascual, atribuyó a las deudas contraídas en un juego de dado y verse obligado a trabajar la noche del domingo bajo un fuerte dolor de muela, como detonantes que desataron su ira para disparar contra el centroamericano José Martínez, de 42 años, y los vigilantes Manuel Arismendi García Jiménez, de 58 y Freddy Antonio Aquino, de 63.

De acuerdo a la versión de testigos, Pascual se presentó a la empresa junto a un hijo y no mostraba signos de violencia y no tuvo altercado con nadie. Sin embargo, en horas de la noche, cuando le tocaba su turno, se presentó al lugar y sin mediar palabra en un quiosco disparó contra Manuel Arismendi García Jiménez, luego bajó hacia la puerta de entrada y llamó a Freddy Antonio Aquino que se encontraba en el baño y le propinó varios impactos.

Posteriormente se trasladó a la casa donde residía el agrónomo nicaragüense José Martínez, quien se encontraba viendo televisión, y apenas abrió la puerta le hizo varios disparos. “José tenía un año en la empresa y era tan apegado a su familia que a diario llamaba a sus hijos”, apuntó un empleado de la tabacalera.

El magistrado Frank Félix Moreta, representante del Ministerio Público, cree que en el triple crimen pudieron actuar otras personas. En la narración de los hechos, el vigilante Alan Pascual reconoce que entre las víctimas y él nunca hubo ningún altercado o riña y mucho menos alguna discusión.

Dijo que al parecer su situación provocada por los juegos de azar y la ira lo llevó a cometer la tragedia que hoy enluta y llora la comunidad de Bonao, en la provincia Monseñor Nouel. Una comisión de la empresa que tiene su sede en Santiago se presentó al lugar para investigar los hechos.

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