64 años después

64 años para una institución de cualquier género debe reflejar un importante estado de madurez. elCaribe ha llegado a ese momento,…

64 años para una institución de cualquier género debe reflejar un importante estado de madurez. elCaribe ha llegado a ese momento, después de un largo batallar por la libertad, con una profunda determinación de renovación y cambio.

En sus orígenes, en 1948, la República vivía bajo una férrea tiranía. Con su liquidación, este diario se convirtió en un instrumento de la libertad.

Durante la transición a la democracia, elCaribe no siempre interpretó de la mejor manera el camino para alcanzarla a plenitud. El desempeño frente al gobierno del profesor Juan Bosch y el vergonzoso papel jugado en esos tristes días, son parte de ese pasado, al que obviamente abjuramos.

Desde entonces, elCaribe fue el mejor defensor de la libertad de prensa, a rajatablas, desde las posiciones conservadoras que han predominado en la Sociedad Dominicana de Prensa (SIP).

Hoy vivimos otra época. Somos un diario que es parte de un conjunto de empresas de comunicación, Multimedios del Caribe. Bajo esa sombrilla abogamos por un concepto más amplio de libertad  de expresión.

Los avances tecnológicos han modificado la forma de ejercer el derecho a la libre expresión. Y los medios tienen que ser cada vez más democráticos.

Más aún, un diario de estos tiempos no puede marginarse de los afanes de la población por mejorar su calidad de vida, los servicios de salud, de educación, de agua potable y habitabilidad.

 Creemos fundamental que las personas puedan vivir en paz, con seguridad, bajo el imperio de la ley, la justicia y el orden, con autoridades confiables y un liderazgo social, político y económico honesto, capaz de trabajar para erradicar las desigualdades, esas grandes brechas sociales y económicas que nos duelen y nos avergüenzan. Una nación  donde haya  justicia y equidad social.

Desde esa perspectiva, acompañamos al pueblo dominicano en nuestra labor de informar, pero no para decirle a la sociedad lo que debe hacer, sino para escuchar sus aspiraciones y compartirlas, y también, necesariamente, para agregarle valores e instrumentos para una mejor comprensión de los procesos sociales.

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