Boca de Cachón sigue sin agua pese a promesas

Jimaní. El nuevo pueblo de Boca de Cachón sufre una paradoja que contradice sus orígenes. Su nombre es sinónimo de abundancia de agua y, precisamente, es la falta del líquido el mayor problema de sus habitantes.

Jimaní. El nuevo pueblo de Boca de Cachón sufre una paradoja que contradice sus orígenes. Su nombre es sinónimo de abundancia de agua y, precisamente, es la falta del líquido el mayor problema de sus habitantes.“Ay no quiera usted saber. A veces vamos a Boca de Cachón viejo a refrescarnos, a bañarnos allá. Y las veces que llega el agua, viene tan amarilla que uno no se la puede echar”, comentaba Juana Lucía Pérez Cueva. Esta señora vive en una de las 560 casas que edificó el Gobierno hace un año, a raíz de la crecida del lago Enriquillo.

En su humilde y nuevo hogar, Pérez Cueva y sus vecinas describen con detalles cómo es su vivir. “La mayoría tenemos nuestro baño dentro (del hogar) y no encontramos con qué echarle agua. Entonces, tenemos que irnos a un monte a hacer (las necesidades) ahí. Tampoco encontramos con qué lavar el uniforme de los niños y a veces tenemos que mandarlos sucios”, narraba, por su parte, Josefina Recio.

Las calles del nuevo Boca de Cachón, en Jimaní, están llenas de evidencias que concluyen con la idea de que el agua aquí es un lujo. Los niños y adultos caminan con envases para abastecerse en otras zonas y las cubetas colocadas frente a las moradas funcionan de aviso para los camiones cisternas que recorren el pueblo.

El director de la Junta Municipal de Boca de Cachón, Fernando Novas, explica que la falta del agua tiene su principio en la misma construcción de la nueva comunidad, que fue edificada a seis kilómetros del viejo poblado, en parte sumergido por el salado líquido que emerge del Enriquillo.

Novas sostiene que inicialmente la tubería que abastecería al nuevo Boca de Cachón fue conectada al Acueducto Regional del Suroeste (Asuro) y que los mismos ingeniero se dieron cuenta de que el suministro no sería suficiente y decidieron conectar al reservorio del municipio La Descubierta, iniciativa que destapó otro grave problema.

“Al conectar Boca de Cachón con La Descubierta el depósito se hizo insuficiente. Además, me opuse a que se conectara la tubería, porque en La Descubierta, el 97% del agua está contaminada”, dice Novas. “Aquí hay muchas mujeres que están afectadas en su parte vaginal (infecciones) por esa agua”, remata.

Pueden pasar tres, cuatro, cinco y hasta semanas sin mojar las tuberías y cuando lo hace, su presencia es fugaz, como para llenar unas cuantas cubetas. “En otras zonas solo reciben el agua de los camiones y no alcanzan para darle a todo el mundo”, se queja la habitante Josefina Méndez.

Varios de los entrevistados denunciaron que esos camiones cisternas del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA) “llenan los cubos por carita y hay que pagarles”. Una moradora contó que por no dar un vaso de jugo se quedó sin agua. 

Sin agua, a pesar de las promesas

En el mes de abril, el Gobierno prometió que para junio se instalaría una tubería suplementaria para garantizar el abastecimiento de agua. Fernando Novas sostiene que esos trabajos se detuvieron hace cinco días. “Decidieron hacer un pozo tubular entre la comunidad Bartolo y Boca de Cachón. Ahora la obra se ha paralizado porque encontraron una roca profunda y necesitaban otra maquinaria para romper y seguir adelante”. 

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