Ajedrez o boxeo político

Pablo Iglesias es doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense, con una formación e influencias que incluyen a Nicolás Maquiavelo, Ernesto Laclau, Chantal Mouffe y Slavoj Zizek. Para él la política es una mezcla de talento, trabajo&#8230

Pablo Iglesias es doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense, con una formación e influencias que incluyen a Nicolás Maquiavelo, Ernesto Laclau, Chantal Mouffe y Slavoj Zizek. Para él la política es una mezcla de talento, trabajo y oportunidad. Para lo cual, sin perder el norte de lo que él denomina “claves discursivo-ideológicas de la batalla que se está librando”, se debe tener la capacidad de “leer” el momento político y actuar en consecuencia. Al respecto nos dice: “La política no siempre premia a los que más trabajan si estos carecen del talento de interpretar la situación concreta y actuar sobre ella”, (p. 31).
Para Iglesias el poder es “el poder” -no podría ser de otra forma- para lo cual, dependiendo del momento político, hay dos posibles caminos a escoger: La mesa de ajedrez o el ring de boxeo.

El joven político español considera que debemos observar la política como “una partida de ajedrez ya comenzada en al que, a partir de unas reglas dadas y aunque las piezas no estén repartidas de forma equitativa, hay que demostrar habilidad y astucia para jugar con los medios de los que se dispone”. Sin embargo, afirma más adelante que el político “jamás debe perder de vista que los poderosos no renuncian a todos sus privilegios cuando son derrotados en la mesa de ajedrez, sino cuando caen en el ring de boxeo”. (p. 33). Es decir, en la “política de boxeo” gana el más fuerte.

Iglesias toma de Antonio Gramsci los términos de “optimismo de la voluntad” (acuerdos, pactos, transacciones, etc.) y “pesimismo de la inteligencia” (violencia, poder, imposición, dominio, etc.), para asimilarlos a “ajedrez” y “boxeo”. La lógica discursiva empleada por Iglesias justifica la violencia como punto de partida o nacimiento del orden político, como ejemplo nos dice: “Es, de hecho, una cuestión asumida en las ciencias sociales que los hechos históricos fundacionales de la democracia liberal son las revoluciones americana y francesa; procesos violentos que enfrentaron el colonialismo y el absolutismo monárquico”. (p. 38).

Al respecto transcribimos esta alegoría, parecida a la frase atribuida a Stalin sobre el ejército del Papa, citamos: “La fábula ateniense de las liebres y los leones narrada por Aristóteles ilustra bien esta realidad. En una asamblea de animales las liebres toman la palabra para exigir la igualdad de derechos para todos, a lo que los leones contestan irónicos: pero donde están vuestros dientes y vuestras garras, liebres?” (p. 43).

En lo que respecta al escenario latinoamericano plantea que la izquierda de este lado del mundo aprendió a sentarse a jugar al ajedrez, para ir ganando espacios de poder, dejando de lado el ring de boxeo. Como ejemplo cita que “una parte de los respetables mandatarios progresistas latinoamericanos fueron antes guerrilleros (…) Dilma Rousseff empuño las armas contra la dictadura de Brasil; José Mujica, presidente de Uruguay, fue uno de los más importantes dirigentes tupamaros, y el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, militó en el Ejército Guerrillero Tupac Katari”. (p. 37). Pablo Iglesias parece ser un “izquierdista” con los pies en la tierra, según se puede leer en el texto: “Disputar la democracia. Política para tiempos de crisis”. (2014).

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