Hay que mantener el grito al cielo con relación a cuán arraigada está en el país la cultura o más propiamente, incultura o mal hábito del derroche o desperdicio de un elemento tan vital como el agua. Es un tema que debiera ocuparnos seriamente como nación, máxime ante el estremecedor dato estadístico ofrecido por la CAASD, según el cual el 54 por ciento del agua que sirve es derrochada por la población, ante la carencia de una verdadera conciencia para economizar el líquido. Tras estudios realizados, el organismo está alarmado por el diagnóstico, sobre todo porque atravesamos por una seria crisis de sequía y escasez de agua que ni el paso de “Érika”, aunque significó mejoría, pudo superar del todo. 

recientes revelaciones alrededor de la forma en que los narcos siguen operando en el país, hasta disponiendo ejecuciones desde la cárcel, que se creía algo del pasado, ponen los pelos de punta y cuestionan el avance en la lucha contra el crimen organizado. Es una realidad para aterrarse, a pesar de los innegables esfuerzos que hacen las autoridades y de los golpes que se han asestado a los traficantes de drogas ilegales. El informe policial que vincula el asesinato del periodista Blas Olivo con una banda criminal, dirigida desde presidio por el principal sicario del capo boricua David Figueroa Agosto, acentúa la inquietud y trae a la memoria pública las fechorías y perniciosas influencias de ese siniestro personaje.